Diario de León
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MARRO
León

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ARRANCAMOS con el primero de los testimonios recibidos. Desde Gijón J.A.T. «Yo ya sé que la Federación de la prórroga ha dado bastantes motivos para la crítica en este demasiado tiempo de la docena de años que han resistido. Pero hay una cosa que me molestó sobremanera y es su afán propagandístico viniera o no a cuento, tal como expresa también alguna Carta Abierta de este periódico, buscando siempre en sus planteamientos mediáticos páginas especiales. Parece que llegaron incluso a montar un autohomenaje en el Palacio de Deportes a mayor exaltación y gloria suya y del diputado compinche. Más otros cómplices que contribuyen a manipular y embaucar (o engatusar como decimos en cazurro) a incautos (...) como el tema de la cantera, que se extingue por momentos y tantos y tantos temas con la particularidad de que impulsar la cantera representa una labor sencilla y gratificante (...)». F.G. desde Madrid. «Quiero referirme a una revista de superpropaganda federativa y un tanto panfletaria que ha llegado a mis manos y de la que me he permitido transcribir algunos apartados para que juzguen los lectores de «Lucha Leonesa 2000». Pág. 5: ya en el «Saluda» lo califican como una simple Carta de Despedida; ojo, simple y carta de nada menos que 50 páginas. Pág. 6: titular «Doce años ya es mucho». Pág. 27: el presidente: «No me arrepentiré, doce años son muchos, es el momento de irse». Pag. 48: titular «El adiós de la verdad». Soy consciente de que hace 4 años dije que nos íbamos y nos fuimos, pero al adiós de la verdad lo que quiere significar es que ahora sí, que ahora no hay vuelta atrás. Por muchas razones: porque es mucho tiempo, porque ya no tenemos la ilusión suficiente para seguir y ni las fuerzas precisas, y sobre todo porque estoy seguro que ya no sería bueno para la Lucha Leonesa y ese tiene que ser el baremo fundamental. Creo que lo que teníamos que aportar ya lo hemos hecho... Este ya casi expresidente (pág. 49)... Por todo ello nos vamos, es el adiós de verdad (pág. 50). En fin, ahora lo suyo serían otras 50 páginas para pedir excusas». Tras ello, tras ambas declaraciones testimoniales, nos mantenemos en la línea de rechazo al pensamiento único. Pluralidad de juicios y de pensamiento frente al pensamiento unidireccional: igual de abominable que el «pensamiento ausente»... del inmovilismo. Abogamos por la disparidad de puntos de vista; pensamientos dispares, siempre saludables y enriquecedores. Biodiversidad. Pues a la espera de lo diverso, de lo disperso y sobre todo de lo dispar, nos hallamos; Pero resulta que quienes se nos manifiestan y posicionan, quienes se «atreven» a ello, lo suelen hacer en similares direcciones. Así que para encontrar un único «contrapunto a contraponer», y rebuscando, nos vemos obligados a recurrir a las alusiones que de pasada se suelen hacer desde los órganos oficialistas a la lucha de base, casi siempre con la cantinela de la falta de medios para su impulso como justificación de la inoperancia federativa en este frente de la cantera. Algún retórico y sentimental enunciado mirando hacia atrás, extraído de la revista que disecciona el segundo de nuestros testimoniales comunicantes: «(...) eran el futuro, una gran ilusión para nosotros y un grupo humano -los chavales de la cantera- a la que siempre nos hemos sentido muy unidos». Claro que si el testimonio por excelencia ha de ser «el testimonio gráfico» por aquello de que una imagen (gráfica) vale ilustrativamente más que mil palabras (escritas), quédense a tales efectos con la sempiterna y federativa pose más o menos presidencial -fijación y síndrome por la imagen... fotográfica- en trance de expedicionario abanderado luchísticofolklórico. En esta reciente y última ocasión (por ahora) al menos la bandera no llevaba castillito: Leonesidad del patrón Froilán sin la entelequia mistificada del patrón laico san Villalar. Anda que también «mandagüevos» que diría el inefable Trillo: que el único acto de la fiesta castellana del día de Villalar fuera una competición de lucha ¡precisamente leonesa. Qué entreguismo, qué humillación y qué bochorno ¡¡¡Qué vergüenza leonesa!! Y que desvergüenza castellana.

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