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FÓRMULA-1

Imola recuerda una década después la tragedia de Senna

El Gran Premio del 94 se llevó la vida del gran genio y de Ratzemberger en un fin de semana aciago

Senna toma un refresco en el circuito de Adelaida, en el año 1990

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efe | madrid

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El Gran Premio de San Marino de 1994 ha pasado a la historia del automovilismo por el accidente mortal del brasileño Ayrton Senna, pero además ha sido la carrera más sangrienta en la historia de la Fórmula-1, ya que falleció también el austríaco Ratzemberger y hubo nueve heridos. El Gran Premio de San Marino comenzó mal con el accidente sufrido en los entrenamientos del viernes por la mañana por el brasileño Rubens Barrichello. Barrichello daba su segunda vuelta al circuito Enzo y Dino Ferrari, de Imola, y por causas desconocidas no pudo negociar la curva de la «variante baja». El coche salió volando al tocar el bordillo que delimita la pista para terminar estrellándose lateralmente contra las protecciones a más de metro y medio de altura. El director de carrera interrumpió inmediatamente los entrenos y Barrichello fue sacado de entre los restos del coche por los servicios médicos, que le aplicaron oxígeno y calmantes. Trasladado a la clínica del circuito en ambulancia se pudo comprobar que el piloto brasileño no sufría heridas de consideración. Sábado trágico Al día siguiente, sábado, la pérdida del alerón delantero derecho del Simtek S941 Ford que pilotaba el Roland Ratzemberger, cuando marchaba a 314,9 km/h, produjo el descontrol del coche y el golpe casi frontal contra la barrera de protección. Ratzemberger fue sacado de entre los restos del coche y los médicos le aplicaron masajes cardiacos mientras permanecía inmóvil sobre la pista, antes de ser trasladado a la clínica del circuito. Llevado en helicóptero al hospital Maggiore de Bolonia, los médicos certificaron su fallecimiento a las 14:15 horas. Pero lo peor estaba por llegar y se iba a producir desde el mismo momento de la salida con un accidente en el que se vieron involucrados el finlandés Jarvilehto y el portugués Lamy, lo que ha obligó a salir a la pista al coche de seguridad para neutralizar la carrera. La carrera se reanudó en la sexta vuelta y cuando Senna inició la séptima, después de cruzar la línea de meta con 682 milésimas de ventaja sobre Schumacher, su Williams-Renault no trazó la curva de Tamburello, el piloto, según la telemetría trató de frenar desesperadamente, pero el impacto contra el muro de protección fue inevitable. Senna fue sacado del coche y tendido al lado de la pista para recibir los primeros auxilios. El gran charco de sangre dejado junto al coche hizo temer lo peor. Trasladado desde la pista en helicóptero al hospital Maggiore, en el transcurso del cual sufrió dos paradas cardíacas, los médicos certificaban su muerte a las 18:40 horas.