Paola Tirados, la fiel escudera de Mengual

Como otros muchos antes que ella, Paola Tirados se tuvo que ir de su casa para poder realizar sus sueños. En 1998, la joven promesa grancanaria (Las Palmas, 14 de enero de 1980), abandonó la isla para instalarse en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat (Barcelona) e integrarse en el grupo de entrenamiento de Anna Tarrès. Allí conoció a Gemma Mengual, su compañera hasta los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, según aseguran ellas mismas. Pero sus orígenes están en León, la ciudad natal de sus padres, que cada verano retornan para disfrutar de las vacaciones estivales en la provincia. La joven promesa en la categoría júnior (llegó a ser tercera en un Europeo de la categoría) tuvo que adaptarse al trabajo en equipo y, desde 1998, a trabajar codo con codo con Mengual. Después de seis años de convivencia, la complicidad y la sincronía entre ambas supera la piscina. En las ruedas de prensa, por ejemplo, es normal que una empiece una frase para que después la complete la otra. Pero mientras una es conocida fuera del agua, Paola representa un rol secundario, asumiendo la gran calidad que atesora Mengual y que se convierta en el foco de todas las miradas. A pesar de que la nadadora catalana insista en que ella es «tan sólo» el 50% de la pareja. Con la nadadora catalana, la callada canaria ha logrado sus mejores éxitos deportivos. Segunda en los últimos tres Europeos (Helsinki, Berlín y Madrid), y tercera en los Mundiales de Barcelona, Paola Tirados quiere continuar junto a Mengual hasta Pekín 2008. «Si las lesiones nos lo permiten llegaremos. Porque ya nos empieza doler los hombros, las muñecas, la espalda... No tenemos ya 17 años ni somos tan jóvenes», enumera Tirados. Y es que los años de competición (desde los 13), cada día pesan más. Después, posiblemente se dedique a la Arquitectura, licenciatura que intenta compaginar con la alta competición. España recoge cuatro metales en unos europeos esperanzadores Misión cumplida. La fiesta del combinado sirvió para poner la guinda a unos Europeos espléndidos para las chicas de la sincronizada, que se impusieron con absoluta claridad al resto de selecciones. Un oro, dos platas y un bronce es el botín que el grupo dirigido por Anna Tarrés se lleva de la piscina madrileña del Mundial-86. El broche final a los cinco días de competición fue el «combo», una prueba de reciente creación que es un cóctel de las tres modalidades (solo, dúo y equipo) de este deporte. A los sones de Queen y de flamenco, para los solos de Mengual, las chicas de Tarrés bordaron un ejercicio en el que demostraron por qué forman el segundo mejor equipo de Europa. Piruetas, saltos carpados y giros americanos aseguraron el oro para España, que incluso logró un 9.9 de los criticados jueces en la parte artística. Las deportistas indicaron que habían salido a divertirse. «Y eso lo hemos notado en la gente de la grada», comentó Sanz. Segundas acabaron las italianas y las griegas terceras, que estaban igual o más contentas que las españolas. Los tres equipos demostraron el buen 'rollito' existente en esa última jornada de estrés, y alegría cantando, a coro y en el podio, el ya tradicional «We are the champion».