Diario de León

La filosofía de que el conjunto es más cuando se suman las partes

El equipo ché manejó todas las claves del fútbol, con la técnica apoyada en un físico siempre infatigable

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Ignacio Tylko - valencia
León

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No por conocidas, las virtudes del Valencia han dejado de cercenar las aspiraciones de sus rivales y le han encumbrado hasta el segundo título de Liga en tres años, sexto en su historia. Sin alardes pero como un rodillo que por su tremendo físico destrozó lo que encontró a su paso, el Valencia no sólo ha conquistado con dos jornadas de adelanto el torneo de la regularidad, sino que está a un paso del doblete. El 19 de mayo le espera el Olympique de Marsella en la final de la Copa de la Uefa de Goteborg. Fuerte en el manejo de todas las claves del fútbol, incluida la psicológica, superó con un sprint final sin tacha la enajenación transitoria que le provocó el famoso penalti de Marchena a Raúl y que luego le hizo perder de manera consecutiva ante Barcelona y Espanyol, en medio de una cruzada contra los árbitros. Desde entonces, ocho victorias y dos empates jalonan su impecable trayectoria. Sin restarle méritos, el paseo final del Valencia se vio favorecido por el progresivo proceso autodestructivo de un Real Madrid que en la jornada 26 rozaba la Liga, con ocho puntos de ventaja sobre los de Rafa Benítez, la Copa del Rey y mantenía plenas aspiraciones en la Copa de Europa. Con un estilo más propio de la escuela italiana que de la española, ya que el bloque y el sistema están muy por encima de las individualidades y la inspiración, el Valencia ha sido un equipo sólido, compacto, fiable y segurísimo. Casi siempre jugó igual, se benefició por las constantes rotaciones de jugadores y dejó una y otra vez la sensación de que si marcaba un gol y se adelantaba en el marcador tenía los tres puntos en la buchaca. Con un Cañizares espléndido, su entramado defensivo no tuvo fisuras. Junto al soberbio Ayala, que superó la depresión que le causó en verano su fichaje frustrado por el Madrid, sobresalió il capo Carboni, un ejemplo de profesionalidad, dotes de mando y rendimiento a sus 39 años. En el medio, Albelda y Baraja formaron la mejor pareja de la Liga, con el joven francés Sissoko, un prodigio físico, como recambio de garantías. Vicente, autor de 12 goles, ofreció su mejor versión por la banda izquierda, mientras que Rufete, el fichado Jorge López y en ocasiones Angulo, que fue a más tras derrotar a una grave lesión y también funcionó como medio punta, no defraudaron por la derecha. No echó de menos las repetidas ausencias por lesión de Aimar, el mago del equipo, y Mista estuvo enorme punta. De tener casi los dos pies fuera del Valencia en verano, se ha convertido en el máximo goleador español de la Liga (19). Mereció una oportunidad en la selección de Iñaki Sáez. Un equipo, en fin.

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