Moncho López abandona la selección antes de los Juegos para ir a Breogán

Moncho López, medalla de plata con la selección sénior masculina en el Europeo de Suecia 2003, dimitió ayer del equipo para aceptar una oferta del Breogán Lugo, del que se hará cargo a partir de la próxima temporada. López comunicó ayer su decisión a la Federación Española de Baloncesto, así como su renuncia a dirigir a España en los próximos Juegos Olímpicos de Atenas. López, quien piensa que su trabajo no ha sido «suficientemente valorado», comunicó su marcha al vicepresidente de la Federación Española, José Luis Sáez, responsable del Area Internacional de la FEB, a quien también informó que no acudirá a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 por considerar que «sería totalmente incompatible simultanear» su nueva etapa profesional con las obligaciones que comporta el banquillo de España. «Mediante el presente escrito te comunico mi deseo de cesar en las funciones de seleccionador y miembro del Gabinete Técnico FEB, ya que en los próximos días alcanzaré un acuerdo contractual con un equipo profesional de la Liga ACB y tengo la firme convicción de que sería totalmente incompatible simultanear las responsabilidades que demanda la Federación Española junto con las que desempeñaré en mi nueva andadura profesional», señala la carta que el técnico gallego dirigió a la Federación. Moncho López añade que por «la experiencia adquirida durante las dos últimas temporadas», en las que ha sido ayudante de Javier Imbroda en el Mundial de Indianápolis 2001 y primer entrenador en el Europeo 2003, «este es el momento idóneo para hacer pública esta renuncia, ya que la planificación y desarrollo del trabajo previo a la concentración del equipo olímpico permitiría la incorporación de un nuevo seleccionador sin alterar los objetivos planteados» para Atenas 2004. López y el Breogán cerrarán en los próximos días un contrato para los tres próximos años por un montante total en torno a los 720.000 euros. La oferta del Breogán ha cambiado los planes del preparador gallego, que tenía pensado acabar su contrato con la FEB, que expiraba después de los Juegos, y marcharse «independientemente del resultado».