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El intrincado laberinto que es la mente de un gran genio del ajedrez

Memoria, retentiva y golpe de vista marcan la fuerza de los mejores jugadores del mundo

Marcelino Sión hace un gesto indicativo a Veselin Topalov

Publicado por
Miguel Ángel Nepomuceno - madrid
León

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A lo largo de la historia del ajedrez se han ido fraguando algunas leyendas fascinantes sobre sus campeones y la gran capacidad de concentración y memoria que estos poseían hasta el punto que en la Edad Media a los jugadores a la ciega se les creía magos o hechiceros con poderes sobrenaturales capaces de fulminar con una palabra o una mirada al enemigo que tuvieran delante, a la vista de lo que eran capaces de hacer delante de un tablero o en su vida normal, incluso. No hay persona en el mundo por muy experimentada que parezca que no quede perpleja ante la fuerza mental y capacidad retentiva que algunos campeones como Fischer, Anand, Kasparov, o Alekhine han demostrado en alguna ocasión de su carrera, dejando en entre dicho de que la memoria no lo es todo sino que debe de haber algo más que permite a estos grandes maestros recordar posiciones, árboles de variantes, finales concretos o situaciones determinadas de miles de partidas jugadas por ellos y , ¡por supuesto!, por los demás. Cuenta el biógrafo de Fischer Frank Brady, que Bobby fue capaz de dictar de memoria a un reportero todos los movimientos de cada una de las 22 partidas que había jugado en el torneo de Blitz de Hercegi Novi en 1970, incluyendo variantes y comentarios a dichos movimientos. La jugada g4!! O también otra anécdota que en cierta ocasión relató Arturo Xicoténcatl, según la cual Bobby Fischer estaba en su apartamento de Pasadena preparándose algo en la cocina, cuando recibió la intempestiva visita de su amigo, el GM argentino Miguel Quinteros, quien venía de regreso de un torneo en Nueva York, desbordando entusiasmo para mostrarle a Bobby una formidable jugada g4!! que le había costado más de una hora descubrir y gracias a la cual logró salvar con las blancas una partida que parecía perdida. Mientras Bobby estaba en la cocina, Quinteros puso la posición crítica en el tablero, esperando a que Bobby regresase para explicarle su hazaña; pero éste dio un rápido vistazo al tablero con el rabillo del ojo desde la cocina, y le dijo mientras ponía salsa ketchup a una hamburguesa:»En esa posición, las blancas tienen que jugar g4, o quedarían perdidas; pero cuéntame: ¿qué dice el viejo Najdorf?»

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