«Rapsodia en blanco» o ¿de qué demonios me estás hablando?»

Frank Brady, biógrafo de Fischer protagonizó una de sus fantásticas «rapsodias en blanco». Cuenta que cierta vez el genio norteamericano fue a buscar a Edmonson a un lugar donde Brady estaba jugando un torneo de segunda fuerza. Fischer lo saludó al tiempo que daba un vistazo de soslayo a la posición en su tablero, le deseó suerte y se fue. Brady aseguró que Fischer no pudo haber visto la posición más de un par de segundos. Siete meses después Fischer y Brady se volvieron a encontrar en el Manhattan Chess Club, y Bobby le preguntó cómo le había ido en aquella partida. Brady perplejo contestó: «¿Qué partida. De qué estás hablando?». Sin mediar palabra Fischer se acercó a un tablero y puso la posición exacta de las piezas como estaban en el momento en que había saludado a Brady, y le indicó la maniobra precisa con la que habría podido ganar. Por supuesto Brady ni siquiera se acordaba de aquella partida y mucho menos de su resultado. Un simple ejemplo de todos estos casos.