Estilos diferentes con estéticas controvertidas

No cabe duda de que el encuentro esta tarde entre estos dos genios del tablero para dilucidar quien se encontrará con el vencedor de la primera semifinal de ayer, tendrá una tensión añadida especial. Por un lado están las tremendas ganas de Shirov por llevarse el título del Magistral por primera vez en su rico historial, por otro el saber que ante él tiene a un gran maestro que no se arredra ante nada ni ante nadie, que su preparación no tiene nada que envidiar a la suya y sobre todo que sus nervios siempre permanecen templados, es inmutable y las derrotas las disimula muy bien, sin que se reflejen en su rostro ni en sus gestos. Ambos proceden de la escuela soviética pero con estéticas muy diferentes y estilos especialmente controvertidos. Radjabov sabe que en breve está llamado a proclamarse en breve  campeón del Mundo y que cualquier desliz en un encuentro de estas características, aunque en un principio parece que no tiene demasiada trascendencia para su ego pude ser desastroso. Los maestros de ajedrez juegan cada partida como si fuera la más importante de su vida sin importarles demasiado si es de torneo oficial, amistoso, o Advanced Chess que es como se juega en León. Cuando se sientan ante el tablero sólo existe para ellos un resultado: la victoria, las tablas o las derrotas son igual especialmente en eventos como el Magistral donde la muerte súbita está pendiente sobre sus cabezas. De ahí que una derrota o una victoria signifique tanto para su sistema nervioso, para su autoconfianza y en especial para su fuerza interior a la hora de volverse a enfrentar con el rival. En estos encuentros, una derrota en la primera puede ser la ruina completa. Tal vez el gran maestro ya no puede o no sepa recuperarse de ese bache y su moral se desplome. Por eso el triunfo no tiene precio desde la primera partida.