EL SILBATO
El árbitro influyó en el resultado
EL COLEGIADO asturiano Pablo Julián Espiñeira Pello, en su segunda temporada en la categoría, demostró que ni por asomo, en su primer partido que dirige de play off de Segunda B, está capacitado para arbitrar estos encuentros, ya que no tiene ni la experiencia ni la calidad suficiente. Sus equivocaciones constantes en la no señalización de faltas exasperó los ánimos de jugadores y banquillos de ambos clubes. Estuvo más preocupado durante todo el encuentro de buscar las protestas para, con una actitud chulesca, amonestarles. Por este motivo enseñó nueve cartulinas, incluida una roja. En el culmen de sus despropósitos estuvo el enseñar dos amarillas al jugador local Marcos, la segunda en el último minuto, sin expulsarle. Pese a tener una buena forma física se situó lejos de la jugada en muchos momentos, lo que le llevó a cometer errores en la apreciación de las jugadas, como en el segundo penalti o en el primer gol de la Cultural, que vino precedido de un inexistente saque de esquina. En resumen y como ya he manifestado en otras ocasiones de Espiñeira Pello, deja sin sancionar muchas faltas. Esto provoca que los partidos se compliquen. Lo que buscan algunos árbitros por desgracia, lo que les interesa para obtener una mejor puntuación, con el beneplácito del Comité Técnico de Árbitros, por mediación de sus informadores arbitrales, que en algunos casos no saben cortar estas actuaciones, cada vez más extendidas. De los muchos fallos que cometió el asturiano está el segundo penalti a favor de la Cultural, que en un claro piscinazo de Paulino le regaló la posibilidad del empate. Por lo tanto, el colegiado influyó en el resultado, porque varias de sus decisiones, aunque perjudicó a ambos equipos, fueron erróneas.