León tomó Barreiro por una tarde

Barreiro respiró aire leonés por los cuatro costados. Las gradas del campo del Celta B acogieron a los más de setecientos hinchas culturalistas desplazados desde León para apoyar a los suyos en la tercera jornada de la liguilla de ascenso a Segunda División. El aliento hacia el equipo culturalista se dejó sentir desde primeras horas de la mañana en el corazón de la ciudad viguesa y también por los alrededores de la turística playa de Samil. Aficionados que despertaron con premeditación para dar rienda suelta a su forofismo culturalista. Desde los autobuses ya se notó el ambiente cálido, como preparación de lo que esperaba para la tarde. Pese al madrugón, los rostros despiertos inundaron los autocares de la hinchada. Una vez en Vigo, tiempo para el paseo y el almuerzo para reponer fuerzas, con el ánimo situado en lanzar desde la grada al bloque de sus amores. Con algo más de una hora sobre el horario previsto para el inicio del encuentro, las gargantas leonesas comenzaron a poblar las gradas del campo de Barreiro. Nadie quiso frenar el ímpetu de la forofada. Incluso, vecinos de los alrededores donde está ubicado Barreiro animaron más a los leoneses. «El próximo año no jugaréis aquí, sino en Balaídos, porque seguro que ascendéis a Segunda División», animaba un anciano vigués, que por su aspecto parecía curtido en mil batallas. Los hinchas leoneses tomaron asiento sobre el cemento de Balaídos. Una vez en el campo, se dejaron escuchar con sus cánticos y griterío. Las botas de vino se convirtieron en el mejor compañero de viaje. Hasta el alcalde de León, Francisco Fernández, se metió en ambiente y le dio algunos buenos tragos a la bota que le cedió un entusiasta seguidor culturalista. El presidente de la Cultural, Antonio García de Celis, pareció por momentos emocionado por el tratamiento que le dispensó la afición, coreando su nombre y animándole a botar. Todo se produjo en medio de un ambiente excepcional para la Cultural. Todo hacía indicar que la fiesta sería plena con la victoria sobre el terreno de juego. Desde que el árbitro indicó el comienzo del encuentro, las voces de ánimo se extendieron por cada uno de los cuatro costados del campo de Barreiro. Ambiente más propicio, imposible. Los leoneses no dejaron de arropar en ningún momento. La hinchada culturalista demostró que merece una categoría superior, porque rindió siempre a plena satisfacción.