España se siente como en casa y disfruta de un ambiente genial

Por fin la selección española se sintió arropada en un gran campeonato -nunca se había visto llegar al autobús del equipo tan arropado y vitoreado-. La respuesta de la furia española se dejó sentir en El Algarve desde el viernes por la tarde. La invasión se alimentaba de seguidores de diversos puntos del país, con y sin entrada, pero sobre todo andaluces. Los reventas, una vez más, hicieron su agosto particular y por entradas de 100 euros pedían 500. Hubo algún aficionado al que no le importó hipotecar una parte de sus vacaciones. Más de 1.000 coches por hora, unas 3.000 personas cada 60 minutos, atravesaron el punto fronterizo de Ayamonte en oleadas sucesivas. El control de las fuerzas de seguridad y aduaneras fue estricto, hasta el punto de que cincuenta personas fueron obligadas a pasar a territorio español por no cumplir los requisitos para entrar en Portugal -todos eran ciudadanos de países de Europa oriental y de América-. Según las agencias de viajes, 8.000 seguidores rusos se habían desplazado hasta Faro.