Grecia se repite en la sorpresa de la inauguración y hunde a Portugal
Al anfitrión le hará falta ahora una remontada notable para no fracasar en su propio torneo
Ni siquiera los españoles, que ya sufrieron en sus carnes la tragedia griega durante la clasificación, podían imaginar lo que ocurrió en Do Dragao para abrir la Eurocopa. Con la tranquilidad de quien acude a un torneo en plan de víctima, sin nada que perder y todo por ganar, los resolutivos helenos sacaron los colores a los anfitriones, calamitosos en todas sus líneas de principio a fin. Fracaso sin paliativos para empezar de la «generación de oro», a la que ahora regresarán los viejos fantasmas del Mundial de Japón y Corea, cuando se fueron a casa a las primeras de cambio y fueron humillados en su comparecencia inicial por Estados Unidos. Y noticia con doble interpretación para España, que ahora tiene el camino libre para ser primera de grupo, pero también correría riesgo de eliminación si llega al último partido, contra Portugal, sin los deberes hechos. Si la zaga local se mostró vulnerable en todos sus flancos y agrandó el fútbol de los discretos Vryzas y Charisteas, el centro del campo tampoco se enteró ni por lo más remoto de la película inaugural. Ni Costinha ni Maniche participaron en la elaboración y cortocircuitaron a Rui Costa, Simao y Figo, los teóricamente llamados a marcar diferencias en el combinado de Scolari. Figo, más voluntad que acierto Figo, como siempre, trató de echarse el equipo a sus espaldas y cada vez que pudo, mucho menos de lo que quisiera, buscó romper por derecha o izquierda, alternando su puesto con el extremo ex azulgrana Simao en toda la primera parte. El madridista fue de más a menos y no encontró jamás la fórmula de derribar el muro heleno, sólidamente construido. Antes del descanso, apenas inquietó Portugal con un tiro lejano y algo desviado de Andrade, un mal cabezazo de Rui Costa en excelente posición, una internada de Simao que desbarató Nikopolidis y un golpe franco final de Figo que atajó el guardameta. El desastre portugués era de tal envergadura que a Scolari no le tembló el pulso y en el descanso castigó a Rui Costa y Simao en beneficio del enemigo de Figo y del delantero del Manchester. Precisamente Ronaldo cometió una torpeza de juvenil al derribar a Seitaridis cuando llegaba muerto al área. Penalti, gol de Basinas y 0-2 con 40 minutos dramáticos por delante. Para lamento local y delirio de los 3.000 griegos, que corearon una y otra vez al marcial Rehhagel, Portugal sólo pudo maquillar la derrota en el descuento. España debe de tomar ejemplo y no repetir viejos errores. De momento, Portugal no puede decir lo mismo en el primer ensayo.