Diario de León

SIN AFANES POLÉMICOS

Con la vista puesta en Lleida

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MARTÍN
León

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ES BIEN SEGURO que los aficionados que acudan al Antonio Amilivia para presenciar el partido entre la Cultural y el Pájara Playas, -también los que no acudan- van a estar más pendientes de lo que ocurra en el terreno de juego leridano entre el Lleida y el Celta B. Tarde de transistores. Porque de lo que ocurra en Lérida depende el ser o no ser de la Cultural en sus pretensiones de ascenso. Mirando a Lérida, o mejor tal vez con la mirada en el Amilivia y el oído en Lérida. La espada de Damocles pendiendo sobre el futuro deportivo culturalista. El margen de error propio es nulo, el ajeno amplio. Porque aún ganando la Cultural y perdiendo el Lérida, la solución quedaría para la última jornada. Siempre, en la amplitud de posibilidades ilerdenses estará, como posible factor decisorio, el gol particular favorable a los catalanes. Y a todo esto, como posibles definidores del dilema planteado, se encuentran dos equipos que no tienen posibilidades alguna de ascenso. El Pájara eliminado ya matemáticamente, el Celta B no puede ascender por impedírselo el descenso de su equipo nodriza. Hay que invocar a la deportividad para buscar motivaciones. Factores endógenos y factores exógenos. Y el sueño alimentado durante lustros por la afición culturalista, con más posibilidades de convertirse en el sueño de una noche de verano que de plasmarse en tangible realidad. Juega la aritmética, lo que hagan los directamente implicados en la posibilidad de asenso y lo que hagan los que ya no tienen posibilidades. Pisando el llano pero pedregoso terreno de la realidad, tenemos que el Lérida se encuentra a tres puntos de lograr el ascenso. Son tres puntos de ventaja y el importantísimo factor decisorio, en caso de empate, del gol particular a favor (victoria en Lérida y empate en el Nuevo Amilivia). Para encontrar una base, aunque sea tan quimérica como anecdótica, hay que entrar bastante en la taumaturgia con base en determinadas circunstancias, cual si fueran señales propiciatorias del cuasi milagro, tales los empates conseguidos en Vigo, y en el Amilivia ante el Lérida, prácticamente en el último suspiro de ambos partidos. Es como agarrarse a un hierro candente, fruto de la ilusión en superlativo. Por otra parte, la esperanza es lo último que se pierde. Todo pendiente de lo que haga o deje de hacer el Lérida en la jornada. Con la vista en el Nuevo Amilivia y el oído en lo que haga o deje de hacer el Lérida. Todo puede quedar fatalmente consumado, o abrir la puerta a nuevas cábalas.

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