Chequia se cuela en cuartos y deja a Holanda en el abismo

¡Viva el fútbol! Holanda y la República Checa se dieron este sábado un homenaje balompédico y, de paso, lo dieron a todos los que asistieron a este maravilloso partido. Ni uno ni otro tienen nada que reprocharse. Todo lo contrario. Pueden estar orgullosos de sí mismos y sus circunstancias, aunque evidentemente a Holanda, después de llevar dos goles de ventaja y haberse estrujado hasta el último gajo, la derrota le sepa muy amarga. Jugaron vencedores y vencidos un fútbol ofensivo a una velocidad de vértigo, con constantes alternativas de juego y tácticas. Sin duda el mejor partido de esta Eurocopa, que tiene en la República Checa un serio candidato al título. Su demostración de este sábado será difícil de repetir, pero este equipo tiene mucho dentro, sobre todo una agresividad y una ambición que le puede conducir a la meta. No les achicó ni la diferencia de dos goles. Ellos habían salido a ganar y siguieron buscando la victoria hasta que la encontraron. Trepidante todo. Desde que Mejuto mandara que aquellas dos máquinas se pusieran a funcionar. Los checos avisaron en sendas llegadas en treinta segundos. No se había cumplido el tercer minuto. En el cuarto, gol de Holanda. A balón parado. Robben hace de una falta lateral medio gol. La cabeza de Bouma hace el otro medio. En un nuevo despiste defensivo checo, Van Nistelrooy, otra vez a pase de Robben, hizo el segundo. La réplica enemiga fue digna de admiración, tanto que acabó en gol. Baros lo fabricó y Koller lo remató. El técnico checo revolucionó el equipo. Poborsky, a sus años, pasa a lateral adelantado, escalonado con los tres compañeros de línea defensiva, y por delante montó toda una estrategia ofensiva con Smicer, Galasek, Rosicky y Nedved de lanzadores de los dos hombres más adelantados. Los checos no pararon hasta conseguir dar la vuelta al partido. La entrada de Heinz les dio más fuerza en el centro del campo y aunque Holanda replicaba cuando podía y Cech salvaba dos goles cantados, el rodillo arrasaba a su paso y Van der Sar retrasaba con brillantes paradas lo que parecía y fue inevitable, el gran triunfo de una gran selección como Chequia.