Buenos principios y buenos finales

UNO DE LOS TÓPICOS más utilizados en el fútbol, y creo que en la vida también, es que lo importante es comenzar bien. Pues no, lo importante es terminar bien. España comenzó ganando y Portugal lo hizo perdiendo y ahora los de Sáez están de vacaciones y los de Scolari en la final y además merecidamente. Los portugueses fueron superiores a los holandeses desde el portero hasta el responsable del banquillo. Con una gran seguridad defensiva, con Andrade en plan jefe, el centro del campo rojo no dejó de presionar en ningún momento y el reparto de papeles era muy claro. Costinha a sujetar todo lo que se moviera por la zona, Maniche incansable en tratar de romper la línea de pase naranja y además con recursos suficientes para llegar al ataque y redondeando su completa actuación con un golazo. Por si era poco llegaban las ayudas de Cristiano Ronaldo, que no sólo desborda en el uno contra uno, sino que sabe hacer diagonales para llegar al remate y además golea de cabeza. Deco estuvo en todas partes, con su juego constante, sin grandes desplazamientos pero prestando continuas ayudas a los compañeros, aprovechó muy bien los huecos que le dejaba el generoso Pauleta para llegar a posiciones de remate. Pero el hombre de Portugal y del partido fue Figo. Movió a todo el equipo en ataque, paró cuando hacía falta serenar el juego, aceleró si convenía quemar al defensor, repartió juego en la creación del centro del campo y pudo finalizar en gol una gran jugada que se estrelló en el palo derecho de Van der Sar. Holanda no pudo con el juego desde el banquillo. Una cosa es querer jugar por los extremos y otra es con extremos. Advocaat puso a dos extremos como Overmars y Robben pero nadie del centro del campo podía alimentar de balones a los mismos. El hecho de jugar con tres medios desequilibró el medio campo y obligó a los holandeses a jugar al pelotazo lo que permitía actuar con comodidad a la defensa lusa. ¿Se podía equilibrar este centro del campo sin renunciar a los extremos? Sí, pero hacía falta que uno de los centrales actuara por delante cuando tenían la posesión del balón, como en su día hacía Koeman, pero Bouma y Stam no están para esa labor y ahí se le fue el control del juego a Davids. En definitiva, ya hay un finalista, el otro saldrá del Chequia-Grecia. Chequia es favorita, pero, ¿se hubiesen imaginado una final Portugal-Grecia? Alguno diría que España quedó tercera. ¡Qué cosas!