Armstrong desafía a la historia
El tejano inicia la pugna por su sexto título con Ibán Mayo como principal baza española
Lance Armstrong va a lanzar un desafío a la historia, a la leyenda, a él mismo y al mundo del deporte en general cuando de sus primeras pedaladas en el Tour que comienza en Lieja, en el inicio del que podría ser su sexto triunfo consecutivo en la prueba. Un logro, de alcanzarlo, que establecería un récord que tardará muchos años en batirse, si es que algún día aparece alguien capaz de vencer seis veces seguidas en una carrera que no admite errores, ni desfallecimientos, ni problemas físicos. No es fácil durante un periodo tan largo de tiempo no padecer algún tipo de penalidad. Jacques Anquetil, Eddy Merckx, Bernard Hinault y Miguel Induráin se encontraron en su carrera con problemas físicos, o rivales, o circunstancias que fueron determinantes para que no pudiesen lograr estar seis veces en lo más alto del podio de París. El Tour de 2004 no se diferencia mucho de los anteriores, salvo en pequeños matices que con el paso de las etapas pueden convertirse en grandes problemas. La sensación de inseguridad, en asuntos de dopaje, de una posible intervención policial marcará de una forma importante a equipos y corredores, pero lo más importante será la respuesta física que dé Lance Armstrong. Lo fundamental de este Tour es saber la realidad de un corredor que sigue siendo una incógnita. ¿Es totalmente real el ciclista que vimos en el Dauphiné Liberé? Uno tiene la impresión de que Lance vale más de lo que demostró en las carreteras de esa prueba, pero ¿cuánto vale? ¿veremos el mismo corredor de años anteriores? Desde el prólogo sabremos que tipo de líder nos vamos a encontrar. Quien no va a presentar ninguna duda es su equipo. Armstrong estará muy respaldado en todos los terrenos. ¿Será capaz de soportar seis años a un nivel con exigencias límites? Si Miguel Induráin cedió, Armstrong puede hacerlo. No lo duden. Quienes escriben en base a los datos que se recogen en las crónicas de la época, en los libros no podrán nunca explicar la cara de Miguel Induráin antes y después de la etapa de Les Arcs. En seis horas escasas pasamos de la euforia, del optimismo, a la desolación, a la tristeza. Su organismo dijo basta. Hinault ganó su último Tour porque en su equipo, la Vie Claire, le impusieron a Greg Lemond el triunfo del francés. Lemond era un poema. La hora de Ullrich Esas situaciones hay que vivirlas para poder decir que Armstrong, con menos desgaste que sus antecesores, sólo corre una gran prueba por etapas al año, con un carrera más cuidado, sabe que va a depender no sólo de él, sino de sus rivales. Desde esa base principal se pueden empezar a desgranar una lista de aspirantes que sólo tiene un nombre: Jan Ullrich. Los dos, americano y el alemán tendrán que contar con la jauría de jóvenes que les acechan. Hay que recordar que nadie hubiese dicho en 1996 que Bjarne Rijs, un buen ciclista, sin más, podría destronar a Induráin. Y lo hizo, aunque también es verdad que es lo único, que ya es bastante, que logró en su carrera. En ese grupo hay que colocar a Iban Mayo -gran esperanza española-, Haimar Zubeldia, Carlos Sastre, Iván Basso, Juan Miguel Mercado o el ruso Menchov, que se puede convertir en la revelación del Tour.