Los golpes de la dulzura

MARÍA Sharapova es el nombre del día. Por primera vez desde que se inició como profesional, en 2001, esta rusa nacida el 19 de abril de 1987 en Nyagan ( Siberia), gana un Grand Slam. Puede presumir de sus victorias del 2003 en las finales de Japón y Quebec (Canadá). Esta temporada se proclamó campeona en Birminghan tras derrotar en la final a la francesa Tatiana Golovin, otra rubia jovencita que persigue la fama y el dinero. Sharapova cumple su décimo torneo del año. En Roland Garros llegó a cuartos de final y tropezó con la argentina Paola Suárez. Con anterioridad, en el Open de Australia, salvó un par de rondas para caer frente a Anastasia Myskina. Hace un año Sharapova llamó la atención de los aficionados no sólo por su dulce belleza, ni por el juego desplegado, sino por los gemidos agudos que emitía al golpear la bola. Aquel llamativo grito se ha convertido en otro menos espectacular. Aunque reside en Florida, nunca olvida su origen. Sus padres vivían a menos de 80 kilómetros de Chernobyl, aquel trágico 26 de abril de 1986. Tras el desastre la familia se trasladó a Siberia y luego al Mar Negro, donde coincidió con Kafelnikov. A los cuatro años pudo empuñar una vieja raqueta que le regaló el tenista. El juego de Sharapova no pasaba inadvertido. A los ocho años fue enviada a Florida, a la academia de Nick Bolletieri, forjador de figuras como Agassi, Mónica Seles y Jim Courier, además de Anna Kournikova. Ahora es la número 15 del ránking mundial y su objetivo es situarse entre las top ten. En su página web, en ruso, consta que prefiere leer las aventuras de Sherlock Holmes y las andanzas de Pippi Calzaslargas y de Harry Potter. El caso es que está llamada a convertirse en la nueva estrella. Si llega a cuajar lo celebrarán los organizadores de torneos, deseosos de que salga una tenista que pueda provocar la atención de los espectadores. María, dulce como la miel a la hora de hablar, condensa un repertorio de golpes a cual más contundente, siempre ejecutados desde el fondo de la pista. Le va la guerra, la batalla abierta con sus rivales. A Serena la atacó constantemente y obtuvo el premio deseado.