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Grecia apela al pragmatismo para concluir con el sueño portugués Europa se renueva Trece años después Figo tira de la generación de oro lusa

La repetición del partido inaugural servirá hoy para coronar a la mejor selección de Europa El centrocampista lisboeta quiere poner un broche de oro a un conjunto de jugadores que, de

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Ignacio Tylko XABIER AZKARGORTA Álvaro Blanco - lisboa lisboa
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Portugal y Grecia se miden hoy en la final de la Eurocopa 2004 de fútbol, por segunda vez en este torneo tras la jornada inaugural del pasado 12 de junio y dónde los griegos dieron la sorpresa tras imponerse al anfitrión por 1-2. El pase a la ansiada final de la generación de oro se debe en parte a la excelente actuación del jugador del Oporto, Deco, a Cristiano Ronaldo por su gol de cabeza ante Holanda en la semifinal y al penalti que detuvo el meta Ricardo al inglés Vassel. Los griegos pueden dar las gracias a Zisis Vryzas, que anotó un gol providencial en el minuto 43 ante Rusia (1-2), en el último partido del grupo A de la primera fase del torneo, sin el cual España se habría metido en cuartos, dejando fuera a los helenos. La presencia de Portugal en la final demuestra la buena salud de la que goza actualmente el fútbol luso, donde el mejor representante es el FC Oporto, que recientemente se erigió campeón de la Copa de Europa frente al Mónaco en Gelsenkirchen. Por su parte los helenos se deshicieron del vigente campeón de la Eurocopa, Francia, gracias a un gol de cabeza del jugador del Werder Bremen, Charisteas. Igualmente vencieron por 1-0 a la República Checa en la semifinal, con el primer gol de plata de la competición, obra del defensa Dellas. Pero el juego ofensivo de los griegos no pasará por las botas de Georgios Karagounis que será el único jugador que se perderá la final de hoy por sanción, tras ver la segunda cartulina amarilla en el partido de semifinales contra la República Checa, tras cometer una falta sobre Vladimir Smicer y tendrá que conformarse con presenciarlo desde el banquillo. Para el luso Rui Costa será un partido muy especial, ya que disputará su último encuentro como internacional absoluto, tras más de trece años vistiendo la camiseta de su país. En la presente Eurocopa anotó el segundo gol frente a Inglaterra en los cuartos de final y no disputó ningún minuto en el duelo de semifinales frente a Holanda. Alineaciones probables: Portugal: Ricardo; Miguel, Ricardo Carvalho, Andrade, Nuno Valente; Costinha, Maniche; Figo, Deco, Cristiano Ronaldo; Pauleta Grecia: Nikopolidis; Seitaridis, Dellas, Kapsis, Fyssas; Zagorakis, Basinas, Katsouranis; Charisteas, Giannakopoulos; Vryzas Árbitro: Markus Merk (ALE) Estadio: Da Luz Hora: 20:45 (TVE 1) SORPRENDENTE puede ser el calificativo que define mejor este campeonato europeo. El domingo, en la final, se repetirán los protagonistas del partido inaugural. Portugal y Grecia. Realmente chocante pero que nos invita a reflexionar sobre los motivos de esta sorpresa. Equipos plagados de figuras internacionales como Francia, Italia e Inglaterra, se han ido pronto para casa, y otros países, que presumen de tener las mejores Ligas del mundo, como España o la misma Alemania, también han quedado fuera a las primeras de cambio. Portugal y Grecia, que hasta ahora mismo estaban a la cola de Europa en muchos aspectos, parece que reivindican su personalidad y capacidad de superación con esta final. Los datos indican que los dos finalistas son los mejores equipos de Europa ¿pero es eso cierto? No hay que dudar de que quien gana es el mejor, pero estoy seguro que pocos creen que de verdad estos dos equipos son los mejores. Un campeonato en junio, con las temporadas cargadas de partidos, jugadores participando en Ligas muy distintas, sueldos dispares, capacidades agonísticas diferentes y diversos niveles de cansancio acumulado, hacen que haya rendimientos muy dispares. Pero además hay más cosas. Por ejemplo, los griegos han contado con un entrenador, que en su día Franz Beckenbauer le tildó de ser el peor entrenador que había tenido el Bayern en su historia, que ha recurrido a viejas armas que para algunos habían quedado en el baúl de los recuerdos y los clichés en blanco y negro. Marcajes estrictos, lucha constante, relevos en ayudas, gran solidaridad en el grupo y una enorme disponibilidad para obedecer al líder, que esta vez sí ha sido el entrenador. En unos momentos en el que los entrenadores hemos perdido mucha credibilidad, un sexagenario ha devuelto la credibilidad a la profesión. No hay duda de que los auténticos protagonistas son los jugadores, pero cuando éstos se empiezan a olvidar de que el fútbol es una actividad colectiva. Esta final resucita una idea que estaba difuminada, frenando una tendencia que llevaba a los entrenadores a jugar un papel de negociador especializado con las figuras que se mueven en su entorno, que no bajo sus órdenes. Ver a Portugal y Grecia en la lucha final refleja los aires renovadores de esta vieja Europa que quiere recuperar la idea de un trabajo solidario y en equipo. Figo ha asumido su condición de alma de la selección lusa y símbolo de un país y se echa sin problemas la responsabilidad de jugar una final sobre sus espaldas. Durante el torneo la cara de Figo ha reflejado el carácter guerrero que ha pedido Scolari a sus hombres a lo largo de la Eurocopa. Semblante serio, máxima concentración, entrega absoluta y pocas concesiones risueñas a la galería han marcado sus presencias en la banda derecha de la selección lusa. Si Figo consigue levantar el trofeo de los ganadores de la Eurocopa habrá logrado lavar la cara a una temporada en la que su club no logró ninguno de sus objetivos previstos, ni Liga, ni Copa ni Liga de Campeones. Figo ha demostrado en sus cuatro años en el Madrid las cualidades de las que hizo gala durante cinco campañas en el Barcelona (entre 1995 y 2000), que le hicieron famoso en el Sporting, donde militó 12 años. El centrocampista sigue demostrando con regularidad, a pesar de su edad, una depurada calidad técnica, en la que destacan sus pases desde la banda derecha, que durante años aprovecharon compañeros como Kluivert, Morientes, Raúl, Ronaldo, o Pauleta. Figura más carismática de la llamada generación de oro del balompié luso, Figo ha anunciado que la Eurocopa será el final de su carrera con los colores de Portugal, donde él y los de su edad tienen la última oportunidad de lograr un título de postín. Aquellos juveniles campeones del mundo en 1991 ya son mayores y, ahora, quieren ser campeones de Europa absolutos.

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