La ronda sigue como un negocio rentable con 135 millones de euros de presupuesto

Los asuntos de dopaje que merodean junto a la carrera no han conseguido quitarle ningún atractivo económico al Tour, al menos para los patrocinadores principales de la prueba. ASO, la entidad organizadora del Tour, sigue teniendo en el ciclismo la parte más importante de sus negocios (Tour, París-Niza, Criterium Internacional, París-Roubaix, Lieja-Bastogne-Lieja, Futuroscope, etcétera), con un presupuesto anual de 135 millones de euros y unos beneficios en torno a los 15 millones de euros. Para las empresas, el reclamo publicitario del Tour continúa siendo importante. ¿Cuáles son las razones de ese interés? El ciclismo, el Tour más concretamente, sigue siendo un espectáculo gratuito que va reunir en torno a quince millones de personas en las próximas tres semanas. Es un deporte que permite un contacto directo entre la gente y los corredores. Esa es la razón de la gran fidelidad que muchas firmas comerciales mantienen con la prueba. Coca-Cola y Aquarel han prolongado su contrato como patrocinadores hasta 2009, con una media de 24 millones al año e inversión para la firma de agua de Nestlé. Crédit Lyonnais y France Télécom tienen contrato hasta 2007; France Television está comprometida hasta 2008; y PMU (las apuestas de caballos) va a renovar por cuatro años. El dopaje, un problema En la caravana publicitaria, un vehículo muy importante, también la fidelidad es vital. Cochonou (una firma de embutidos) ha renovado su contrato por seis años. Después del famoso asunto Festina, en 1998, unas diez firmas dejaron de publicitarse en el Tour, pero llegaron otras de forma rápida. El dopaje es en estos tiempos el principal enemigo para el ciclismo... y su publicidad.