Diario de León

KILÓMETRO CERO

El Tour en las piernas

Publicado por
BENITO URRABURU
León

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EL TOUR 2004 ha recorrido 1.499,100 kilómetros, a una media de 43,832 kilómetros por hora, después de un prólogo y ocho etapas en las que la 'mundialización' del ciclismo ha alcanzado su cénit. Han ganado etapas un suizo (Cancellara), un estonio (Kirsipuu), dos australianos (McEwen y O¿Grady), un francés (Nazon), los americanos del US Postal, un belga (Boonen), un italiano (Pozzato) y un noruego (Hushovd) en una carrera en la que nadie puede decir cuál es el estado físico real de los favoritos, de los hombres importantes. Ha sido un ciclismo de escapadas, de contrarrelojes, de llegadas en grupo, pero en el que no se ha pasado una sola montaña en condiciones. El cambio va a resultar muy brusco puesto que el menú previsto para el final se le puede indigestar a mucha gente. La confianza para que la situación cambie de cara a la montaña está puesta en Iban Mayo, Paco Mancebo y Roberto Heras, pensando en la general. Hay más escaladores que los tres citados, como Menchov, Mercado, Carlos Sastre, Iván Basso, Virenque o Simoni y siempre nos quedarán Lance Armstrong o Jan Ullrich. Va a ser cuestión de medir muy bien los ataques que se lancen. Buena parte del Tour de Francia piensa que Iban Mayo va a intentar atacar, que puede hacer mucho daño a la carrera e incluso piensan en él como integrante de una de las tres plazas del podio. Fuera de los nombres que hemos citado no hay muchos más y esa es la razón que Lance Armstrong se sienta muy sólido en su papel de posible ganador del sexto Tour. Hay un dato que conviene valorar y es que en una carrera en la que están apareciendo nuevos nombres a la hora de ganar etapas sería de lo más normal que también surgiesen aspirantes al maillot amarillo. Podrían surgir algún corredor un poco al estilo de Bjarne Rijs, el danés que le dejó a Miguel Induráin sin su sexto Tour en 1996, es decir un ciclista de un Tour, no nadie que pueda imponer su tiranía como está haciendo Armstrong y como hizo antes Miguel Induráin. Es ley de vida y aunque no podamos adivinar el futuro, la lógica del deporte, de la vida, podría imponerse. El Tour está ante una disyuntiva que lo va a hacer todavía más atractivo, al menos mientras nos sigan quedando el Macizo Central, los Pirineos y los Alpes por delante a la búsqueda de un sucesor para Armstrong.

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