Es hora de cambio de decorado

EN TEORÍA NOS queda lo mejor del Tour por delante, los Pirineos y los Alpes. Euskaltel ha intentado, por todos los medios, ganar una etapa y se ha quedado en dos ocasiones, en Saint-Brieuc, y este martes, con Íñigo Landaluze, muy cerca. Landaluze forzó la máquina mucho. La sangre fría que demostró le pasó factura. Pudo ser un error de cálculo, pero no sería justo, después de 122 kilómetros de escapa, de rodar a bloque durante toda la etapa, que encima se le pida que piense rápido que los que venían descansados y a rueda de pelotón. No es por justificarle, pero para saber qué hacer en esas situaciones hay que haberlas vividos antes y el corredor de Euskaltel no ha hecho más que trabajar para otros desde que lleva en profesionales. La gran pena de la ocasión perdida es que llegó muy fuerte, con serias opciones. Pensar en esos metros de la verdad no es fácil. Como consuelo no le va a servir de mucho pero la etapa que realizaron tanto él como el bravo italiano Simeoni resultó de libro. Fue una carrera a cara de perro. Entraron en el último kilómetro con quince segundos de ventaja, que no era una renta exigua, si no hubiese sido porque sentían el aliento del pelotón. El estreno con las cumbres no tiene desperdicio. Hay kilómetros, 237, y puertos, nueve, que sin ser de una dureza extrema harán su labor y pasarán factura. El interés por ver la respuesta de los escaladores, de Armstrong y Ullrich, es llamativo. Los dos kilómetros finales del puerto de primera que este miércoles subirán tiene un 17% de porcentaje y la transformación que debe de sufrir el Tour es total. Esta carrera tendrá un decorado diferente al que hemos visto hasta el momento. Los considerados hombres fuertes de la prueba no tienen por qué atacar, pero sí subirán los puertos y eso permitirá comprobar su rendimiento. Es un día complicado para todo el pelotón y nadie está libre de pasarlo mal. La escapada buena cogerá los minutos que el US Postal considere necesarios para ir cómodos y lo que parece claro es que La Boulangère va a necesitar ayudas para poder controlar. La verdad de esta carrera, o buena parte de ella, está muy cerca de mostrarse en su realidad. El equipo, en el que se apoyaron muchos corredores en la primera semana, tendrá menos protagonismo. Contará el valor individual de cada ciclista.