Iban Mayo no tomó la salida ante la evidencia de su pésimo estado

«Pensé en retirarme, pero no lo hice por respeto al equipo, a los compañeros y a los aficionados». Eran las palabras que pronunciaba Iban Mayo el domingo por la mañana, en la salida de Carcassone, tras sufrir lo indecible en la etapa de Plateau de Beille en la que finalizó a 37:40 de Lance Armstrong. De hecho, Mayo se bajó de la bicicleta antes del subir el puerto de La Core. Sus compañeros, David y Unai Etxebarria le convencieron para seguir en carrera. También le animaron Chente García Acosta y Fabián Cancellara. Llegó a la meta. Esta destruido física y moralmente. Tenía dos días, la etapa que finalizaba en Nîmes y la jornada de descanso para intentar recuperarse. Ha sido todo inútil. Mayo no tomaba la salida en la decimoquinta etapa y se marchaba para su casa en coche, acompañado de su novia, Goretti. El Tour se terminaba físicamente para él, aunque realmente había finalizado hace mucho tiempo. Se puede decir que la llegada a Wasquehal, en la etapa de los pavés, resultó el principio del fin para Iban. Ese día le entraron ganas de marcharse del Tour. Había llegado a la salida de Lieja pleno de ambiciones y en cuatro días se la habían escapado todas. Demasiado duro cuando pensaba en lucha por un puesto en el podio. Desde entonces, Mayo recordaba constantemente, en cualquier conversación que se mantenía con él que «salí con muchas ambiciones y se me torcieron las cosas en la etapa del pavés. A raíz de aquello, el cuerpo no me va como quería. No consigo ir lo suelto que iba antes. No voy y no tengo ninguna explicación». Tocado físicamente Eran las palabras de Iban Mayo dos días antes de no tomar la salida en la prueba. Ha sido un querer y no poder. En su equipo, Julián Gorospe, ya intuía lo que podía suceder cuando el domingo decía que »no va a ser fácil recuperarle. No es sólo un problema moral, sino físico. Está muy tocado«. El director de Euskaltel-Euskadi explicaba este martes que »no estaba en condiciones de seguir. Físicamente se encontraba muy mal, tenía catarro, estaba sin fuerzas. Hacerle continuar en esas condiciones no tenía sentido. El bajón que tuvo Iban el día de Plateau de Beille no fue normal«. Explicaba el técnico vasco que desde entonces »se ha visto muy mal porque su cuerpo no está bien. No sabemos que es lo que le pasa, pero el día de descanso ni siquiera pudo entrenar. Por la tarde vimos que la cosa iba mal y se ha despertado con la garganta bastante fastidiada».