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Armstrong termina con la escasa cuota de interés que tenía el Tour

La cronoescalada de hoy dilucida únicamente las plazas de podium, con Basso de figura. Iban Mayo no tomó la salida ante la evidencia de su pésimo estado

Publicado por
Benito Urraburu - villar de lans
León

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Con un gesto de rabia, lanzando su brazo derecho hacia el vacío después de darles un latigazo en los metros finales de la etapa a los últimos supervivientes de la primera criba alpina, Lance Armstrong ganaba su tercera etapa en este Tour contando la crono por equipos. Vencía con rabia, se vestía de amarillo, probablemente hasta Paris, y conseguía veinte segundos de bonificación, mientras que Ivan Basso sumaba doce. Fueron exactamente ocho los segundos que le araño. «En este Tour, todos los segundos van a ser importantes, por eso he esprintado», dijo en la rueda de prensa. Thomas Voeckler cedió después de once días su puesto de líder. A Armstrong le aguantó, de nuevo, Iván Basso, en una carrera que dominan dos equipos, el US Postal y el CSC, de una forma abrumadora, insultante. En ninguna de las tres subidas que ha habido ha cedido Basso un segundo. Klöden tiraba del grupo de Ullrich, Basso, Armstrong y Leipheimer, que cedió. Se veía venir que Armstrong quería ganar. Los regalos que tenía que hacer en este Tour ya los ha hecho. El dominio de Armstrong no se está traduciendo en una diferencia importante sobre Iván Basso en la general. Es el único que le soporta. El tercer hombre en la general es Andreas Klöden, a 3:22. El italiano está a 1:25. Si ese tiempo no es definitivo, si parece serlo el estado físico que está exhibiendo Armstrong, que ha llegado a la parte más dura del Tour como anunció en el Dauphiné Liberé. Donde la carrera tenía que jugarse es donde ha marcado diferencias, con todos menos con Iván Basso, que deja abierta una puerta de incertidumbre para el futuro inmediato. El problema de Basso son precisamente las contrarrelojes, sobre todo la de 55 kilómetros de Besançon. En Alpe D¿Huez serán segundos los que se marquen, con Armstrong controlando absolutamente todas sus referencias para tener todo bien previsto. Ullrich, lanzado «El primer contacto con los Alpes ha sido positivo. Conocía toda la etapa perfectamente, todos los puertos. Cuando ha atacado Ullrich teníamos controlada la fuga», manifestó un Armstrong que contó además con la ayuda del CSC que tuvo a bastantes corredores en cabeza. Ullrich, herido en su orgullo, buscó e intentó un ataque de lejos, suicida, que despertó del letargo a la etapa, a la propia carrera, que seguía, como siempre, al paso que marcaba el US Postal. En el puerto de Echarasson, Ullrich se quedó solo. Fue haciendo camino, mientras Landis, Azevedo y Armstrong seguían a su ritmo, sin inmutarse, dejándole siempre hacer su camino. Ullrich fue cogiendo a los corredores que se encontraban descolgados de la escapada del día como Santos González, Voigt, Aitor González o Vandevelde. Virenque y Rasmussen continuaban por delante en un día en el que el US Postal y el CSC no estaban dispuestos a dejar escapar la posibilidad de que uno de sus corredores pudiese ganar la etapa. De hecho, cuando Voigt fue cazado por el reducido grupo que había zarandeado sin piedad la carrera, se puso a trabajar, como luego tuvo que hacer Carlos Sastre. El intento de Ullrich, que llegó a contar con un minuto de ventaja, se quedó en nada. Según se iban acercando a Villard de Lans, el ritmo terminaba por dejar en cabeza a Armstrong y Azevedo (US Postal), Ullrich y Klöden (T-Mobile), Sastre y Basso (CSC), además de Virenque y Leiphemier. La selección resultaría todavía mayor puesto que Virenque, Leipheimer y Carlos Sastre se irían descolgando poco a poco según aumentaba el ritmo. Un alemán en el podio Ullrich ya es quinto. No le dejó a Klöden ni los ocho segundos de la bonificación, a pesar del trabajo que le hizo su compañero, que se cayó y se va a acercando a un podio del que Paco Mancebo se aleja. Klöden le sacó un tiempo de 2 minutos y 7 segundos. Siempre comedido, el escalador de Navaluenga confesó que cuando «no hay fuerza no se puede seguir. Al atacar Ullrich he intentado hacerlo y lo he pagado. Ha sido uno de los días que mejor he llegado a meta, pero lejos de los primeros». En esta ocasión, la recuperación que suele tener otras veces y le permite seguir a su ritmo no le ha funcionado. El podio huele a alemán. Lo que no sabemos es sin con algún conflicto de por medio puesto que Ullrich y Klöden son amigos. El detalle de los ocho segundos de bonificación que cogió Jan Ulltich en la meta resulta absolutamente significativo. La etapa contó con una avanzadilla de catorce corredores en la que estaban Rasmussen, Aitor González, Santos González, Chente García Acosta, Voigt, Virenque, Brochard, entre otros, que no contaron con ninguna posibilidad. Armstrong quería la etapa y controlaron mucho el tiempo de la fuga. Si el ahora ya nuevo líder no quiere, no hay escapadas. Eso es prácticamente seguro.

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