Australianos y estadounidenses se disputan la primacía mundial en natación

La lucha entre Estados Unidos y Australia en el medallero, y la pugna entre Ian Thorpe y Michael Phelps en los 200 metros libre, así como el intento de éste por batir el récord que Mark Spitz tiene de siete medallas de oro en unos Juegos Olímpicos hacen de la natación uno de los principales acontecimientos de Atenas 2004. Los australianos tratarán de vengar su derrota en los Juegos de Sydney hace cuatro años cuando los norteamericanos les batieron en su propio país: 32 medallas de los estadounidenses por 18 de los oceánicos. El estadounidense Michael Phelps ha hecho que la atención previa de los Juegos se centre en gran medida en su intento de superar la marca de su compatriota Mark Spitz en los Juegos Olímpicos de Múnich, en 1972, uno de los mitos del olimpismo: siete medallas de oro. Pero Phelps lo tiene muy difícil porque depende de otros en las pruebas de relevos, y probablemente no llegue a nadar las ocho finales que le darían las ocho medallas. Además, el nadador de Baltimore, de 19 años, se tendrá que enfrentar a rivales a los que no ha superado este año y que tienen marcas hasta dos segundos mejores que él, como es el caso del campeón del mundo de los 200 metros libre, el australiano Ian Thorpe, o el campeón olímpico de la distancia, el holandés Pieter van den Hoogenband, o al australiano Grant Hackett, campeón del mundo de 800 y 1.500 metros libre. Esta es una de las pruebas clave, cuya final será el próximo lunes por la tarde, en la consecución del récord que pretende Phelps y la más atractiva a priori del programa de natación. Phelps tiene el camino relativamente sencillo en tres pruebas, los 200 mariposa y las dos de estilos, 200 y 400 metros, porque en 100 mariposa se encontrará con su compatriota Ian Crocker, quien le venció en los pasados mundiales de Barcelona, en 2003, y en las pruebas de selección de los Estados Unidos para los Juegos Olímpicos. El hecho de que Crocker ganase la prueba individual de mariposa en 100 metros podría dejar a Phelps fuera del relevo de 4x100 estilos y restarle una nueva oportunidad de medalla. Phelps ha dicho que su objetivo en Atenas es una medalla de oro, porque no tiene ninguna medalla olímpica, pero que «nada es imposible» en referencia al récord de Spitz. Los entrenadores del equipo estadounidense han dicho que la decisión de los relevos todavía no está tomada e Ian Crocker ha afirmado que no le gusta ser «el chico malo», pero nadie duda de que si Crocker bate a Phelps en la prueba individual de 100 mariposa los técnicos no se van a arriesgar a sustituir al mejor en la distancia. Posibilidades españolas La española de origen ruso Nina Zhivanevskaya tendrá en Coughlin una de las máximas rivales a la hora de hacerse con una medalla en los 100 metros espalda, competición en la que la natación española tiene puestas la mayor parte de sus esperanzas de subir al podio de la piscina olímpica. Zhivanevskaya fue medalla de bronce en Sydney y ha enfocado toda su preparación a los 100 metros espalda, ya que su mejor distancia, los 50 metros, en la que es campeona del mundo, no es olímpica. La nadadora moscovita llega a Atenas en un buen momento de forma con la cuarta mejor marca de clasificación por detrás de Coughlin, de la alemana Antje Buschschulte, y de la francesa Laure Manadou. Pero las posibilidades de España en este deporte no se limitan a la nadadora de origen ruso, sino que cuentan desde el pasado invierno con una nueva estrella: Erika Villaécija, doble campeona de Europa de 800 metros y en el relevo 4x200 libre, junto a Tatiana Rouba, Laura Roca y Melissa Caballero. Villaécija se enfrentará a nadadoras con las que no ha competido esta temporada, como la alemana Stockbauer o las estadounidenses Diana Munz y Kalyn Keller, todas con mejor tiempo de clasificación que la española, que peleará por esta en la final de sus primeros juegos.