Juanín lució su buena mano en el apurado triunfo de España
El leonés marcó seis goles en un partido en el que la relajación pudo costar cara ante Corea
La selección española de balonmano sufrió más de lo que podría exigir de antemano ante Corea. No hay argumentos deportivos que puedan justificar cómo se pudo pasar en doce minutos de un 22-14 (máxima diferencia española) a un 26-26 y finalizar pidiendo la hora con dos hombres menos en pista. Se ganaron los dos primeros puntos de la competición, que son los que valen, pero la exigua diferencia (31-30) podría tener sus consecuencias negativas en el caso de que haya que desempatar por diferencia de goles. Nada hacía prever el desenlace final de este encuentro, pese al 2-4 (m. 7) inicial con el que sorprendieron los coreanos. La selección española fijó bien su 6-0 defensivo con Colón, Juancho Pérez y Garralda en el centro, Lozano inconmensurable en el marcaje a Shin Yoon, y Juanín García hábil en el robo del balón. Sólo era cuestión de esperar a ver cuando llegaba su oportunidad. Fueron los momentos de mayor intensidad en el trabajo defensivo al que se unió un inspirado Barrufet, con tres paradas consecutivas a Shin Yoon, además de otros tantos penaltis detenidos, lo que desesperó al gigante (2,03) coreano. Únicamente con aplicar la primera lección del manual del balonmano -defensa y contragolpe-, España pareció encauzar el partido al hacer, primero, un parcial de 6-0 por el que pasó del 2-4 al 8-4 en siete minutos, y rematar después al rival con balones interiores. Corea tuvo dudas en su defensa y lo pagó caro en esta primera mitad. Su 5-1 inicial daba muchas opciones a Colón desde el pivote. Posteriormente, con el mismo dibujo, pero adelantando a su defensa hasta la línea de puntos, permitió a Uríos acampar a sus anchas en la zona rival. Del 17-12 del descanso se pasó al 21-13 (m. 33) y 22-14 (m. 35), máximas ventajas españolas. Pero lo que parecía iba a ser un final tranquilo se truncó. Corea volvió a variar su sistema defensivo y el 3-2-1 que ordenó su técnico comenzó a crear problemas a la línea de ataque española. Además, Argilés comenzó a mover el banquillo por aquello de ahorrar el máximo número de fuerzas. El juego defensivo se resintió y Shin Yoon comenzó a ver puerta. Y la diferencia fue mermando. El colmo del despropósito que era el equipo español en ese momento llegó cuando Jae Lee empató el partido (26-26) en el momento que Corea tenía a dos hombres menos en juego. Reacción desde el banquillo Argilés reaccionó y volvió a colocar en pista al equipo que había encauzado el partido en la primera mitad, y que había estado prácticamente desaparecido en la segunda. Y parecía que todo estaba resuelto cuando Hernández puso el 31-28 a 1:12 del final. Error. Fueron 72 segundos que parecieron eternos porque el equipo español jugaba sin gasolina, guiado únicamente por la inercia personal de cada uno. En este escaso tiempo, España se quedó en inferioridad por la expulsión de Lozano; marcó Paek el 31-29 (57 segundos para el final); Hernández perdió un balón en ataque y fue expulsado enseguida, por lo que España se quedaba con dos hombres menos en pista; y Paek volvió a anotar (31-30, a 19 segundos). Argilés paró esa locura con un tiempo muerto. Cuando se reanudó, el juego se desarrolló en el centro de la pista, con los coreanos persiguiendo a los españoles por todos los lados. A tres segundos, se le pitó una falta a Ortega en ataque. Los coreanos se lanzaron en oleada pero cuando Paek tenía la posición ganada, se pitó el final sin que le diese tiempo a soltar el brazo.