Diario de León

Gasol empequeñece a Yao Ming y España agranda sus posibilidades

El catalán de Memphis lidera a la selección para humillar a China con 25 puntos de diferencia

Yao Ming pide el balón con la oposición defensiva de Pau Gasol

Yao Ming pide el balón con la oposición defensiva de Pau Gasol

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Domingo Pérez - atenas
León

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Ocho de ocho. Siete que cuentan poco, porque sólo sirvieron para preparar la octava, la de este domingo. Una victoria de mucho valor porque confirma las buenas vibraciones que acompañan a España. Derrotar a un rival complicado y que cuenta con Yao Ming, con la contundencia con que lo hicieron los de Pesquera invita al optimismo. Buena entrada en el Pabellón Helliniko y eso que está bastante a trasmano de todo. En las gradas, muchos más aficionados con los ojos rasgados que con narices aguileñas ¿De dónde habrán salido tantos «mandarines»? Seguro que todos los restaurantes chinos de Atenas se quedaron ayer sin camareros. Agitaban sus banderas rojas con la estrellita amarilla con entusiasmo. No era para menos. El marcador iba igualado (18-18, m. 10) y el mejor hombre español, Pau Gasol, se encontraba en el banquillo restañando sus heridas. Inicialmente Pau no salió demasiado bien parado de su particular pulso con Yao Ming. Son dos estrellas NBA. Salieron dispuestos a marcar su territorio. Se mascaba la tensión. Se suponía que el que le ganara al otro la partida decantaría el encuentro a favor de sus colores. Tuvo motivos Yao Ming en la inmensidad de sus 2,26 para sentirse satisfecho. El duelo empezó con un rebote defensivo de Gasol en la cara del gigante chino, pero se decantó rápido del otro lado. En un contragolpe el español se tragó a Ming, los dos se fueron al suelo y fue falta en ataque. Poco después, sólo iban dos minuto de encuentro, Pau tuvo que irse al banco con un fuerte golpe en la nariz. Sangraba mucho. Entró Dueñas y Ming le sacó tres faltas. El panorama era incierto, aunque el tanteo seguía igualado. Pero pronto dejaron de sonreír los aficionados y jugadores chinos. Regresó Gasol en el segundo cuarto como un vendaval y arrolló a Yao Ming para sentar las bases del despegue español (35-23, min 15). Y eso que los triples eran un desastre. Pero la garra aplicada en el rebote daba oxígeno a España para poder mantener su renta, al correr con alegría. Abierta la brecha; tocaba divertirse. La bola volaba. Uno de los secretos del contragolpe no es tanto que corran las piernas como que lo haga el balón. Llegaron los mates de Gasol, las bombas de Navarro y algún triple acertado. Tiempo para hacer ensayos ante la cita de mañana con Argentina. Y Gasol se tomó la revancha al sentar a Ming con cinco faltas con una penetración.

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