Diario de León

DIARIO OLÍMPICO

Quería hablar de baloncesto

Publicado por
LÓPEZ ITURRIAGA
León

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LES JURO QUE HOY yo quería hablar de baloncesto. No ya por ser el deporte que permitió que mi madre tenga en casa una medalla olímpica de plata que sólo la enseña si se lo pides, pues a mi madre no le gusta fardar (fíjese el lector de qué forma tan natural y entrañable coloco que gané una medalla). Ni tampoco porque me dio más fama de la que esperaba hasta convertirme en un mito sexual de los años 80 y menos dinero del que hubiese necesitado para retirar a toda mi familia y comprar un palco en San Mamés. Ni siquiera porque gracias a mi antigua afición he podido obtener este privilegiado hueco en tan insigne medio de comunicación, pues no creo que hubiese colado el diario de un ingeniero industrial o de un guitarrista de rock, las otras opciones que barajé en su momento. La razón de mi interés se fundamentaba en que voy ya por mi séptimo capítulo y salvo aislados comentarios nada ha salido de mi ordenador referente al que hasta ahora es el deporte español de moda y del que se supone debo saber algo. Y hay que reconocer que aún estando todavía en su fase primera, ninguna otra especialidad destila el optimismo y excitación de las chicas y sobre todo los chicos de la canasta. Además con el calor que hace hoy por estos lares por donde me encuentro únicamente tendría que echar mano a un par de batallitas para liquidar mi compromiso. Pero resulta que el culebrón de los atletas griegos se resuelve en el más puro estilo Pilatos, diciendo los interfectos que se retiran pero que son inocentes, los del COI concluyendo que si se van no les pueden echar y la Federación Internacional de Atletismo con otro embolado. Entre lo del laboratorio Balco, los atletas norteamericanos y ahora esto, tienen trabajo hasta los próximos juegos de Pekín. Publicitarán todo lo que quieran lo de la tolerancia cero, pero qué quieren que les diga, a mí me parece más del tipo tolerancia tres o cuatro. Si sólo hubiese sido esto, pues les contaría lo bueno que es Gasol, pero es que Joane Somarriba, por la que siento una debilidad especial, no se ha llevado la medalla que quería para completar su extraordinario palmarés y retirarse tranquilamente con su inseparable Ramontxu. Llegados a este punto y para el espacio que me queda, ¿cómo les explico yo el por qué del éxito de los baloncestistas? Lo dejaré para otro día y concluiré por hoy con la gimnasia. Para ellas mi amiración.

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