ATLETISMO
Chema Martínez da por bueno ser «el primer blanco» en los 10.000
Bekele demuestra ser el mejor especialista de la distancia y los etiopes se coronan dominadores netos
La selección española de atletismo regresó de Sydney hace cuatro años con una sola medalla, el bronce de María Vasco, y curiosamente en la misma prueba, los 20 km. marcha, que ayer inauguró la cuenta de metales para España. La Federación Española se fijó como objetivo en los Juegos de Atenas «igualar o incluso superar las cuatro medallas de Barcelona'92», según palabras de Odriozola. El primer día ha dado a España la primera medalla, pero justamente gracias al atleta que más «segura» la tenía, a tenor de los antecedentes. Paquillo fue el año pasado subcampeón mundial en París, y el anterior campeón de Europa en Múnich. El quinto puesto del murciano Juan Manuel Molina redondeó el éxito de la marcha española. El gaditano José David Domínguez tuvo el día malo. Tuvo vómitos muy pronto y acabó en el puesto 37, a diez minutos y medio del vencedor. Con calma Chema Martínez era uno de los cinco corredores blancos en la final de 10.000 metros, una distancia propicia para el lucimiento de los fondistas etíopes y kenianos. El madrileño se lo tomó con calma, sin prestar atención al ritmo suicida de los africanos, y al final acabó noveno, batido al esprint por el francés Ismail Sghir. Reyes Estévez, Juan Carlos Higuero y Alvaro Fernández, los tres representantes españoles en la prueba de 1.500 metros, se clasificaron para las semifinales del próximo domingo. Alvaro Fernández partió en la primera serie junto con el marroquí Hicham El Guerruj, que a dos vueltas del final puso un ritmo lo suficientemente vivo para evitar sorpresas. El malagueño, siempre atento en cabeza, le siguió hasta la recta final, en la que cayó a la tercera plaza (3:38.34). Pasaban cinco por puestos en cada serie y nueve más por tiempos. A continuación fue el turno de Reyes Estévez, en la serie del keniano Bernard Lagat, que acabó descalzo de un pie. El barcelonés tomó la cabeza desde la salida pero se dejó encerrar y tuvo que tirar de codos para salir por dentro en la última recta. Ganó sin descomponer el gesto con 3:39.71. La serie de Higuero no tenía una gran figura, pero sí un puñado de atletas peligrosos por su experiencia y su velocidad punta. Con el pelo teñido de rubio, el burgalés corrió por dentro y llegó al toque de campana con 8 rivales por delante. Tuvo que hacer a tope el último 200 hasta que comprobó en el reloj que no era necesario correr más. Legó sexto pero pasó por tiempos. Mañana a partir de las 21.50, los tres españoles estarán en 1.500.