Un sacrificio de peso

GRACIOSO, SIMPÁTICO, bonachón, optimista. No se recuerda haber visto nunca de mal humor a este gaditano grandote que tuvo que hacer un sacrificio de peso para perder veinte kilos y pasarse a la clase Finn. La mayor ilusión de Rafael Trujillo siempre fue navegar en solitario, y para competir con posibilidades de éxito en esta categoría necesitaba pesar cerca de cien kilos. Por ello, tras los Juegos de Sidney, se sometió a un durísimo trabajo de gimnasio y se puso a régimen. De pequeño ya le llamaban «osito blanco», por su corpulencia. Ahora que tiene 28 años, sus compañeros en los Juegos de Atenas simplemente le llaman 'Truji'. Todos coinciden en destacar que el nuevo subcampeón olímpico, además de un magnífico regatista es, sobre todo, una buena persona. Trujillo procede de una familia de navegantes y fue una prima suya la que le convenció para que empezase a practicar este deporte a los 5 años. Su padre, sin embargo, no ha podido cumplir su deseo, ver a Rafa competir en Atenas y ganar una medalla. Murió en el mes de mayo. Ha sido un año muy duro para el regatista de La Línea de la Concepción. Pero ha llegado en plena forma a estos Juegos, los segundos de su carrera tras participar junto a José María van der Ploeg en Sidney y ganar un diploma olímpico (octavos) en la clase Star. Entonces, como tripulante de Van der Ploeg, llegó a pesar 120 kilos. A los 14 años ya medía 1,84, su estatura actual. Asegura que incluso ha llegado a tener «complejo de gigante». Novio de Neus Garriga, que fue cuarta en Sidney en la clase Europe y también participa en Atenas, Trujillo está acostumbrado a sufrir en el mundo de la vela, un deporte del que vive gracias a su beca ADO y el apoyo de los patrocinadores. Hasta esta medalla tenía una beca de segundo nivel (A-2), es decir, 42.071 euros anuales (7 millones de pesetas). Con su plata se convertirá en A-1 y ascenderá a 8 millones. El premio que le darán el COE y el CSD por la plata individual será 40.000 euros. El jueves, cuando prácticamente se aseguró el segundo puesto del podio, ni siquiera sabía de qué tipo de beca disponía. Estaba más preocupado por aclarar a la prensa que no tenía previsto pasearse desnudo por Atenas en el caso de ganar una medalla y por concentrarse en la propia regata.