Soplan muy buenos vientos Dos años de esfuerzo compensado

En una jornada grandiosa para la vela y el deporte español, Rafael Trujillo, en la clase Finn, y Natalia Vía-Dufresne y Sandra Azón, en 470 femenino, conquistaron este sábado dos medallas de plata de infarto. En la última regata de ambas categorías Trujillo estuvo a punto de perder el segundo metal que tenía prácticamente asegurado desde la penúltima prueba, y Vía-Dufresne y Azón vieron peligrar incluso el bronce. Después de tantísimo sufrimiento, la explosión de alegría de los regatistas españoles resultó inolvidable y espectacular en el Centro Olímpico de Agios Kosmas, donde la vela olvidó el fracaso de Sidney y alcanzó las 14 medallas en Juegos Olímpicos. Tras la agonía vivida, Trujillo tardó en reaccionar, pero cuando cruzó la línea de llegada con la plata ya decidida, se lanzó directamente al agua a celebrar su primera medalla olímpica. Natalia y Sandra también se tiraron al mar, pero antes rompieron a llorar de emoción y se fundieron en un largo abrazo. Ambas tuvieron que afrontar un día durísimo en el que debieron soportar hasta insultos de sus rivales danesas, aún rencorosas por la protesta que las españolas presentaron el jueves. Tampoco pudo evitar las lágrimas el presidente de la Federación Española de Vela, Gerardo Pombo, a quien se le hizo interminable el final de ambas pruebas. Una vez superada la tensión y todavía emocionado, el presidente quiso destacar que «estos éxitos son el fruto del trabajo y la planificación» y rechazó que la vela sea un deporte elitista, «porque esta gente son currantes que han trabajado muy duro 12 horas diarias durante cuatro años». Trujillo y el 470 ya tienen su premio, pero aún se aspira a otra medalla con Iker Martínez y Xabier Fernández en 49er, sin descartar la opción de Fernando Echavarri y Antón Paz en Tornado. Comenzaron los temores para España y volvió a surgir el 'gafe' de la vela en los Juegos de Sidney y el del deporte en general en el arranque de los de Atenas. Trujillo tomó mal su rumbo esperando una brisa que no llegó, se metió en una guerra peligrosísima, y se vio superado por la derecha por la mayoría de participantes. En los últimos pasos recuperó sin embargo dos posiciones y culminó el objetivo por el que había luchado desde la anterior cita olímpica. «El susto que tengo en el cuerpo no se lo deseo a nadie», exclamó nada más presentarse en la zona mixta tras ser agasajado y arrojado al agua por sus compañeros de equipo olímpico. «Si llegó a perder la medalla el último día por culpa del estonio, lo hundo allí mismo», comentó Trujillo.