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LUCHA

Un granjero de Wyoming aspira a revalidar su cetro en grecorromana

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efe | atenas

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Rulond Gardner será siempre el hombre que un día ganó a Alexander Karelin. Lo hizo en Sídney, hace cuatro años, en la final olímpica de la máxima categoría de la lucha grecorromana, y su gesta todavía se recuerda con incredulidad. Fue, sin duda, una de las sorpresas más grandes de la historia del deporte. Karelin parecía invencible. Llevaba trece años sin perder un combate y había amasado un palmarés inigualable. Así estaban las cosas cuando llegó la final olímpica de Sídney y el gran Karelin se encontró con aquel estadounidense feo, gordito y compacto al que había vencido en las 22 ocasiones en las que se habían enfrentado. En principio, era pan comido. Gardner, sin embargo, no estaba dispuesto a ser un convidado de piedra en la final. Decidió luchar hasta el límite contra la gran leyenda y ganó. Cuatro años después, Gardner volvió ayer a pisar la colchoneta de un pabellón olímpico. El verdugo de Karelin ya está, por tanto, en los cuartos. Hoy tendrá que dar los tres pasos que le quedan hacia el título.

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