El ánimo de España sigue en caída libre y potencia el orgullo francés

La selección española de balonmano acusó el mazazo del partido de cuartos de final ante Alemania y ayer, frente a Francia, a pesar de dominar el encuentro durante cincuenta minutos, se vio superada por un rival que llegó con las ideas más claras al tramo final del encuentro. Fue la de España una derrota derivada en buena parte del estado de ánimo de la selección tras las dos prórrogas y los penaltis del encuentro de cuartos y, aunque dio la sensación durante muchos minutos de que los hombres de César Argilés habían superado el bache, al final la mente no pudo y los franceses, más frescos en los instantes finales, obtuvieron la victoria. Desde bien pronto, el equipo español quiso convertir este partido en un bálsamo contra la decepción sufrida el pasado martes ante Alemania y lo consiguió durante buena parte de los minutos disputados, gracias al acierto en el lanzamiento y el buen juego en defensa. Esta línea se reflejó en el marcador con un 12-8 a mitad de la primera parte, aunque el equipo francés se recuperó y soltó el brazo y España sólo pudo lograr un tanto más, de penalti, por lo que se fue al descanso con una ventaja de dos goles: 13-11. La misma tónica del inicio del partido, con España siempre por delante, se mantuvo durante los primeros veinte minutos de la segunda mitad, en los que España mantuvo la iniciativa en el juego con ventaja en el marcador cómodas pero nunca suficiente. El giro del encuentro se dio a partir del minuto cincuenta, cuando Francia se empezó a mostrar confiada en sus posibilidades y España especialmente agarrotada. A menos de cuatro minutos para el final, los franceses se pusieron por delante en el marcador por primera vez en todo el encuentro y no tuvieron una especial oposición para llegar al final con una victoria que les hará luchar por la quinta posición, mientras que a España le toca buscar un séptima lugar que no sabe a nada. Richardson, de récord El internacional francés del Portland, Jackson Richardson, batió el récord del mundo de internacionalidades con una misma selección al llevar la camiseta de Francia en 403 ocasiones, superando al portero islandés Gudmundur Hrafnkelsson.