Medallas con fecha de caducidad

Sucede que, en la vieja teoría del ying y el yang, aquello de que todo lo malo tiene siempre algo de bueno, y todo lo bueno algo de malo, Ademar se ha hecho un verdadero especialista, por lo menos en los últimos años. Resuenan aún los últimos ecos de los Juegos de Atenas, y no es que precisamente esté al alcance de todos los clubes de la Liga Asobal aquello de decir que tienen dos medallistas olímpicos en sus filas, pero el caso es que León salta este año al albero de la competición con un lateral zurdo campeón olímpico (que ya fue campeón del mundo) y un extremo zurdo que ya se colgó una medalla de oro en Sydney y vuelve ahora con un bronce. ¿Dónde está el problema, pues? En lo de siempre. El dinero. Metlicic y Krivoshlykov acaban contrato esta temporada, en situaciones bien diferentes, cierto es, pero con un común denominador. A sabiendas de que la economía del club no es especialmente boyante a estas alturas, tratar de convencer a dos jugadores especialmente revalorizados de que apelen a aquello del amor a los colores y todas esas historias... mal asunto. Vidas paralelas Petar Metlicic llegó a León procedente del Metkovic Jambo. Iniciará en septiembre su tercera temporada con León. Concebido en principio como un jugador de equipo, más que como un artillero decisivo, y dadas sus facultades para defender, Ademar apostó por sus servicios con cierta solvencia. Un gol suyo, por ejemplo, calificó a León para la Liga de Campeones a finales de la primavera de 2003, contra el Pórtland San Antonio, en Pamplona. Un detalle, no más, a lo ojos del cuerpo técnico, que le ha echado en cara sistemáticamente su falta de regularidad en la competición española. «No es lo mismo jugar en la selección que en el Ademar. Me va más el estilo que hacemos con Croacia» se defiende el jugador. Juan Arias, presidente sopesó una oferta de renovación de contrato a mediados de la temporada pasada. No ha habido respuesta. «Esas cosas las lleva mi agente» comenta el jugador. No tiene visos de continuidad la permanencia de Petar en España. Francia viene con dinero sonante y Alemania paga fuerte por zurdos para la primera línea. Denis Krivoshlykov empezaba a rentabilizar su contrato justo en el momento en el que se acaba. León cerró una de las operaciones más fructíferas hace cinco años, cuando supo que el extremo derecho de la selección de Rusia salía al mercado porque el CSKA de Moscú pasaba por sus primeros apuros económicos. Nunca se ha confirmado si ciertamente, en aquella operación, hubo que pagar el beneplácito de Vladimir Maximov, seleccionador nacional y entrenador del equipo, para habilitar la salida del jugador, pero llegó, y se hizo un hueco en el corazón de la hinchada marista, que celebra con especial profusión de detalles el tipo de juego hábil y audaz en el que se desenvuelve el peculiar y simpático Denis. Introvertido por norma, familiar hasta la saciedad, Krivochlykov tiene ante sí una duda de cuidado: evitar un nuevo cambio de vida, tan poco amigo como es de las alteraciones y esos asuntos, o cambiar de aires y buscar la tentación de las ofertas que llegarán a buen seguro. Otra cosa es que quiera aceptarlas y que esté por la labor de moverse. Con todo, lo que sí es seguro es que los tradicionales movimientos de renovaciones que acompañaban años ha al mercado de primavera, y que últimamente se iniciaban con las Navidades, plantean una diatriba: ¿Negociar pronto, para evitar la competencia de otros clubes, pero en cifras altas, o enfriar las secuelas de las medallas y arriesgarse a que Europa ponga precio a la cabeza de dos zurdos de cotización notable? Toca mover pieza.