Diario de León

Natalia Vía Dufresne y Sandra Azón rehúsan hablar sobre su futuro

El final de la pareja de regatistas, medalla de plata en el 470 español, podría estar cerca

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efe | barcelona

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Las regatistas Natalia Vía Dufresne y Sandra Azón, medalla de plata en la clase 470 de vela en los Juegos Olímpicos, no han querido hoy hablar de su futuro en la alta competición y ahora solo piensan en saborear el éxito de Atenas. «Aún no hemos tenido tiempo de hablarlo y ahora sólo pensamos en disfrutar de nuestro éxito por lo duro que ha sido conseguirlo», señalaron. Las dos medallistas han tenido un día completo de homenajes, ya que por la mañana han sido recibidas en su club, el Náutico de El Masnou, y luego en el Ayuntamiento de la población barcelonesa, tras recorrer las calles de la localidad en un autocar. A primera hora de la tarde, los estamentos del deporte catalán les han ofrecido un almuerzo con los medios de comunicación al que han asistido, entre otros, David Moner, presidente de la Unión de Federaciones Deportivas de Cataluña, Ignasi Doñate, director del Consejo Catalán del Deporte, y Segimon Obradors, presidente de la Federación Catalana de Vela. Sobre su continuidad como pareja en el 470 español, Sandra Azón, quien antes de los Juegos insinuó una posible retirada, comentó: «eso dependía del resultado que hiciésemos y de las condiciones de futuro, entre otras cosas. Creo que ahora tengo tiempo para pensarlo más a fondo y estudiar diferentes posibilidades.» Descansarán por separado Natalia Vía Dufresne remarcó que ahora descansarán por separado y después lo hablarán. «La verdad es que me gustaría navegar en crucero, hacer 'windsurf' pero no me he planteado dejar la vela», dijo. «Me gustaría competir, con Sandra o sin ella, en los Juegos del Mediterráneo de Almería, en 2005. La verdad es que no me he planteado ni con quién navegaré ni con qué barco», añadió. Durante los cuatro últimos años de preparación para los Juegos, Natalia y Sandra han trabajado en condiciones muy duras. Largos viajes por carretera arrastrando los barcos, múltiples impedimentos, medios limitados y jornadas interminables de entrenamientos, y ambas coinciden en que no creen que las medallas «puedan cambiar nada de todo esto.» «La competición, ahora», matizan, «es durísima porque nuestros rivales únicamente se dedican a entrenarse y competir. Se decía que éramos las favoritas pero sabíamos que no lo teníamos nada fácil». «Hemos pasado por momentos muy duros porque competíamos bien, pero los resultados no eran buenos. Hay momentos de tensión y desaliento pero somos como un matrimonio, y todo se arregla», resumen.

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