Autovía al fracaso

NOS ESTAMOS acostumbrando muy mal en este mundo del ciclismo. Entre los tontos que no saben nada de este deporte pero tienen que hablar de él porque para eso les pagan, las necesidades de los organizadores, que deben de unir una localidad con otra y la poco paciencia que tenemos, todos en general, en cuanto la carrera entró por la autovía que nos condujo hasta Burgos, empezaron las lamentaciones. Una carrera de tres semanas tiene que tener de todo de un poco. Poner las veintiún etapas de montaña resultaría un espectáculo grandioso, pero sería una ruina deportiva, los corredores no lo aguantarían y se discriminaría a los rodadores y a los hombres rápidos. Etapas como la de este domingo no pueden dar nunca mucho juego, salvo el de las llegadas, algo que sucede en todas las carreras del mundo. Esta Vuelta a España tiene, sobre todo, mucha montaña y muchas contrarrelojes, por lo que los equipos y sus corredores tienen que aprovechar lo que mejor les va en función de los ciclistas con los que cuentan. En Burgos vencía Alessandro Petacchi, el hombre más rápido del ciclismo mundial en carreras de tres semanas, es decir, un ganador de garantía, que ya sabe lo que es vencer en la Vuelta, con sus lanzadores habituales en Tour y Giro. Otra cosa es que el ciclismo español no tenga un hombre tan rápido como él, Freire es otro tipo de corredor, pero no conviene olvidar que los vencedores de las dos primeras etapas son los mejores del mundo. La Vuelta a España siempre tendrá una cierta capacidad de sorpresa cuando se hable de ganadores, al menos así ha sido hasta el momento, pero uno tiene la impresión de que los regalos cada vez van a ser menos. Las autovías en el ciclismo moderno no le gustan a nadie porque siempre se ve un pelotón junto, pero no se pueden evitar.