La Deportiva exhibe ante su gente vicios de su pasado más reciente

La Sociedad Deportiva Ponferradina no fue capaz de pasar del empate frente al Lemona, en su primera comparecencia liguera ante la afición berciana, que esperaba otra cosa de su equipo después de la mini gira cursada por Palencia y Burgos y tras una pretemporada que invitaba al optimismo ya desde el principio. No pudo cerrarse con victoria este primer envite en casa porque los vascos, recién ascendidos a la categoría llegaron al Toralín con la intención de mantener la portería a cero a cualquier precio y para ello no dudaron en provocar cuantas interrupciones del partido fueran necesarias. Eso por sí solo no debería haberles bastado a los pupilos de Iñaki Alonso para haberse llevado premio, pero es que además los blanquiazules se mostraron como una escuadra desconocida con relación a los partidos anteriores. Una vez más quedó puesto de manifiesto que al equipo le falta punch, pero es que además en esta ocasión también se acompañó esta carencia de una inoperancia, que al final resultó decisiva, a la hora de crear juego. El Lemona conocía muy buen el juego de la Deportiva y sabía que tendría mucho ganado si anulaban a Miguel García y Vicente Úriz, empleándose sin miramientos en la tarea. Si además del ferreo marcaje al que fueron sometidos, resulta que los dos creadores tampoco tuvieron su mejor tarde, la consecuencia es que la Deportiva perdió un cincuenta por ciento de su efectividad. Para complicar aún más la tarea, resulta que el hombre que mejor comportamiento ha tenido en los últimos metros, sin ser tampoco un definidor, estaba sancionado. A Rubén Vega se le echó de menos porque de sus botas habían nacido en Palencia y Burgos algunas de las mejores ocasiones del equipo, así que la papeleta se presentaba complicada. Brasi y Gonzalo eran, por primera vez esta temporada, compañeros en el ataque. El primero tuvo alguna aparición en el primer tiempo y el segundo sólo despertó en el tramo final del partido. Poco bagaje para superar a una defensa muy poblada porque contaba con la colaboración de los centrocampistas que no dudaban en parar como fuera las escasas intentonas de los propietarios del terreno de juego. Con lo decepcionante que es terminar sin goles (la Deportiva aún no ha marcado en dos partidos de Liga) el primer encuentro ante su público, la cosa todavía pudo ser peor, ya que los vascos, con un juego poco vistoso aunque siempre cargado de presencia física, estuvo a punto de marcar en un par de oportunidades que la zaga local pudo conjurar en última instancia. Eso ocurrió nada más empezar, cuando Bornes sacó un balón con Rubio ya superado. Replicó la Deportiva y el capitán vasco Besabe tuvo que agarrar a Brasi por la cintura cuando se iba solo hacia la portería rival. Poco le importó al central recibir la cartulina amarilla en el lance. Hubo poco que contar en este primer acto, pero la mejor y casi única ocasión local llegó tras un buen centro de Toñín que Jesús cabeceó junto a la base del poste, pero por fuera. En el último instante, Gonzalo, en su única aparición del primer acto, chutó raso también ajustado a la base del poste. Se esperaba que el juego mejorara tras el descanso, como había ocurrido en Palencia y Burgos, pero la historia no se repitió. Hubo más ocasiones, eso es verdad, pero otra vez quedó de manifiesto que este equipo precisa de un goleador como el respirar, porque de otro modo aguarda un camino tortuoso por delante. Fran fue el que más cerca estuvo del gol, pero siempre trató de asegurar sus lanzamientos y en todas las ocasiones envió el cuero fuera del marco defendido por Zigor. Una de las mejores ocasiones locales se produjo tras una buena jugada de Brasi por la izquierda, que sirvió al propio Fran para que éste fusilara, pero la pelota se perdió cerca del poste. Fran buscó la escuadra poco después, pero sin éxito. Entre estos ataques deshilvanados de la Ponferradina, el Lemona estuvo a punto de marcar en un exceso de confianza de Bornes que perdió el balón siendo el último defensor, aunque él mismo se rehizo y pudo rescatarlo cuando se temía lo peor. Otra vez negados cara a gol Cuando el empate parecía inamovible, de hecho así resultó, la historia pudo tener un desenlace diferente porque daba la impresión de que los blanquiazules echaban el resto en el tramo final. Gonzalo protagonizó su mejor acción personal (y ya era el minuto 91), cediendo la pelota a Miguel en inmejorable posición, pero el manchego, completando una tarde aciaga, mandó a las nubes para desesperación del respetable. Aún hubo tiempo para que el propio Miguel probara fortuna desde lejos (algo que no se prodigó ayer y eso que tiene un potente disparo), pero Zigor rechazó de forma providencial. No había tiempo para más y ahora sólo caba esperar que el jueves contra el Burgos no se vuelva a repetir la historia.