Las tormentas han ocasionado daños importantes en la fauna cinegética
Cuando ya ha finalizado la «media veda» los cazadores y responsables de cotos de caza comienzan a evaluar los daños que las tormentas, caídas con virulencia en varias zonas de Campos, han ocasionado sobre la fauna en general y muy especialmente en las piezas de caza menor, principales afectadas. En este sentido cabe destacar una franja de quince a veinte kilómetros que abarca desde Cabreros del Río, Campo de Villavidel, y Palanquinos, donde cayeron piedras del tamaño de una nuez y que arrasaron los cultivos de huerta ocasionando fuertes pérdidas en otros cultivos como el maíz y la remolacha. El hecho de que la tormenta se produjese cuando ya había oscurecido ha salvado a muchas especies que se guarecen en lugares protegidos, pero no a las que lo hacen a la intemperie como liebres perdices y codornices. Los cazadores han constatado que apenas quedaban codornices y, en algunos casos han encontrado liebres muertas con impactos de la piedra. Estas muestras dan fe de los daños, pero se quedan muy cortas ya que los principales efectos no son visibles al encontrarse en el interior de los maizales. Hacia la zona de Oteros los principales daños afectan a las polladas de perdiz. Los bandos bien nutridos que se observaban a principio de agosto se han visto diezmados de forma sensible. Bien es verdad que pueden existir otras causas que inciden sobre las polladas, pero el tamaño y densidad de los impactos, apreciable en los vehículos aparcados, es de suficiente envergadura para acabar con la vida de estas aves. Otras especies no cinegéticas como los gorriones han perdido más de la mitad de sus poblaciones, y de ello son conscientes los agricultores que disponen de invernaderos o almacenes de grano en cuyas proximidades acostumbran a dormir estos pájaros que, en el medio rural, vuelven a ser abundantes. Las tormentas no sólo han afectado a esta zona; en bastantes lugares de la montaña leonesa han descargado con fuerza y ocasionado daños, pero aquí la existencia de monte bajo sirve de protección a los animales mientras que la caza mayor apenas se ve afectada. En el aspecto positivo el agua caída ha hecho reverdecer los campos, muy agostados, y proporcionado el tempero suficiente para adelantar la sementera. También en las zonas de montaña ha reducido el riesgo de incendios hasta el punto de que nos encontramos con una superficie quemada sensiblemente inferior al pasado año cuando a principios del verano se temía todo lo contrario.