«Pensamos que era un mareo y por eso no lo suspendimos»
La decisión de continuar el partido del pasado domingo entre la Ponferradina y el Sestao, tras la parada cardio-respiratoria sufrida por el árbitro David Pérez Alleres, suscitó ayer más de un comentario, a medio camino entre las explicaciones y la defensa de los jueces de línea. Después de una hora y media de parón, el partido se reanudó con el árbitro auxiliar Alonso Maceira como árbitro principal. Además, un miembro del Colegio local de árbitros de Ponferrada actuó en el lugar de Alonso Maceira. El presidente del Comité de Árbitros de España, Victoriano Sánchez Arminio, respaldó a los asistentes que optaron por proseguir con el choque, aduciendo que era una situación excepcional. «La decisión de reanudar el encuentro en el minuto 37 de la primera parte fue adoptada por los árbitros auxiliares. Es una decisión que adoptaron ellos, porque es un caso excepcional, no una agresión que habría supuesto la suspensión inmediata», expresó. «Mi única preocupación era saber dónde estaba y saber su estado, del resto me despreocupé», dijo el propio presidente. Los auxiliares comentaron ayer en conversaciones semi privadas que la decisión de seguir el partido adelante se debió a la escasa trascendencia que se dio a los acontecimientos: «Como ya le había pasado más veces que se había mareado un poco y luego no era nada, decidimos seguir con el partido sin más. Lo que menos pensamos es que la cosa pudiera ser tan sumamente grave como luego ha sido, pero en ningún caso se nos ocurrió pensar que el tema iba a ir para tanto». Si al final todo queda en un susto, será una anécdota más.