Gimnasta Olímpica leonesa
«Poco antes de que me ofrecieran ir a los Juegos, pensaba en retirarme»
Tras la experiencia única de Atenas, regresó a León con su diploma olímpico en una mano y en la otra un bolígrafo, para firmar autógrafos a sus compañeras del Club Ritmo
Se hace extraño que pise de nuevo la moqueta del Club Ritmo. La cuna de la que salió uno de los talentos mejor asentados de la rítmica española mantiene estos días el ritmo incesante de trabajo que siempre ocupa a Ruth Fernández. Pero precisamente así salió Carolina Rodríguez. Ayer volvió hecha toda una olímpica y hasta se dedicó a firmar autógrafos. -¿Cuantas entrevistas le han hecho ya desde que volvió de los Juegos Olímpicos? -¡Ja, ja, ja, ja! Ya no sé, ya he perdido hasta la cuenta. Bueno, y eso en España, porque en Atenas me preguntaban hasta periodistas que hablaban en inglés, y necesitaba traducción, o sea que... -¿Y felicitaciones? -También bastantes. Hasta de gente que ni siquiera conocía, pero que me sigue, y luego también de gente que me ha criticado mucho y que ahora te felicita. -¿Ha tenido tiempo ya de asmilarlo todo? -En las vacaciones sí, porque estuve de tumbarme en el sofá, sin más, Luego ya vas pensando más las cosas. Ha sido una experiencia que aunque la intentes contar, es imposible. El protagonista en unos Juegos es el deportista, y cada uno lo ve a su manera. Nunca me lo imaginé así. La alta motivación se me subió a las nubes desde el primer día. Lo das todo en los entrenamientos desde el primer día. La competición en sí no es muy diferente, es como en el Mundial, pero hay cosas muy distintas. -¿Cómo es la Villa Olímpica? -Como León, pero mucho más grande, ¡ja, ja, ja, ja, ja!. Para las gimnastas era la primera Olimpiada, pero tan pronto te encuentras a Ian Thorpe con una bandeja del McDonalds como un poco más allá estaba Yao Ming, o Pau Gasol, que estuvimos hablando con él. Sólo por el hecho de que llevaban tu misma ropa, ya te daban ganas de saludarles. -¿La Selección ha estado a la altura esperada? -Es que es difícil hablar de clasificaciones. Cuando dependes de un jurado es muy difícil. En nuestro caso se podría haber hecho mejor, pero a Grecia le han puntuado altísimo. A otros paises no les han aplicado el código nuevo, y por eso Bulgaria, que merecía ser segunda, no lo ha sido y sí Italia. Lo de las jueces es como en la natación, pero ya sabemos lo que hay. Me ha dado mucha rabia que haya ganado Kabaeva, que no está en su mejor momento ni con mucho, pero bueno, las cosas han salido así, y no hay más que hablar. -Y a partir de ahora ¿qué? -Hombre, cuando alcanzas una meta de estas características, es difícil conseguir más. Lo siguiente será tratar de preparar bien el Campeonato de Europa y seguir, porque sigo teniendo la ilusión de hacer gimnasia. Pekín me queda un poco lejos, pero sí que se podría entrar. Van a renovar a gente nueva, y si las que llegan están en mejor forma física, no hay nada que hacer, pero yo ahora ya tengo experiencia, y la veteranía también cuenta muchas veces. Ya veremos. -Lo que nunca imaginó es llegar a estar en Atenas de esta manera ¿no? -Es que me lo han puesto en bandeja, dicho un poco entre comillas. Yo era gimnasta individual, pero estaba tan quemada que ya no quería saber nada y me iba a retirar. Pensé en probar a ver qué pasaba, y fue empezar a montar el ejercicio, y cada vez que llamaba a mi casa, se quedaban alucinados, porque había cambiado de una manera espectacular. Estaba super contenta, y mis padres decían «esta chica ha cambiado por lo sano» y seguí, seguí y seguí, hasta que al final, con mucho trabajo, me adapté. Ellas llevaban un trabajo físico diferente al mío. -¿Impresiona Atenas? -Más la organización. Mi compañera Almudena Cid me comentaba que en otras olimpiadas había sido distinto, y que aquí estaba muy bien hecho todo. -¿Cuánto se acordó de los suyos? -Más después de competir que antes. Había que estar concentrados.