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Juliá saca tajada de la víspera

Los grandes reservan fuerzas para la jornada decisiva y dejan vía libre al triunfo del modesto

El ganador de la etapa expresa en el gesto todo el sentimiento que encierra una victoria de etapa

Publicado por
Benito Urraburu - cáceres
León

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Roberto Heras y Alejandro Valverde se van a jugar la Vuelta a España en La Covatilla, en la sierra de Béjar, en casa del maillot amarillo que llega al terreno que mejor conoce. Los dieciocho kilómetros finales de una etapa enormemente dura en su conjunto parecen cosa de dos, pero no conviene olvidar a Santi Pérez, el corredor asturiano que es tercero en la general, a 1,45 de un Heras que este martes se encontraba tranquilo ante la llegada a sus dominios. «Creo que ya está dicho todo sobre lo que nos queda de carrera. Lo que quiero es que llegue la etapa y ver que pasa. Conozco todo el recorrido y es bastante duro. Es una ascensión que a mi me va bien, que tiene dureza. Es mejor llegada que la de Navacerrada, al menos para intentar marcar diferencias», comentaba un Roberto Heras que aparecía rodeado de una multitud en la salida de Olivenza. El maillot amarillo despierta pasiones. Cuando hablamos de La Covatilla no conviene olvidar que en 2002, cuando Heras perdió su primer puesto en la contrarreloj de Madrid, en su propia casa no pudo despegar a Aitor González, su rival de entonces, que era peor escalador que él. Aitor estuvo apoyado por sus amigos Miguel Angel Martín Perdiguero y Santos González, a los que entonces se llamó «la banda de la Covatilla». Le ayudaron muchos kilómetros a Aitor, que sólo perdió 37 segundos. La etapa de este año es bastante más dura que la que ganó Santi Blanco, se suben más kilómetros de puerto que entonces y lo que hay antes del final también es selectivo. Es un dato que le da moral a Alejandro Valverde, que sólo lo ha pasado mal, de las cinco llegadas en alto que llevamos en la Vuelta, en El Calar Alto, el día después de su caída, donde Heras le aventajó en 1,27. Hay un tercer corredor, Santi Pérez, que tiene las ideas muy claras, como su director: «Tengo un buen puesto en la general, he ganado dos etapas y vamos a esperar a ver como va la carrera. Si ataca Roberto con la idea de dejar a Valverde y me puedo ir con él, me jugaría la etapa». Sabe que lo que ha conseguido hasta el momento, si mantiene ese tercer puesto, es mucho más de lo que pensaba cuando comenzó la Vuelta: «Quitarle dos minutos a Heras es prácticamente imposible. La Covatilla no será como Sierra Nevada. Aquí habrá que ir al ritmo que marquen otros corredores. Allí fuí a mi ritmo». Los que hemos citado pueden ser los nombres más importantes de la etap, pero no los únicos. Queda por ver si el equipo del líder, Liberty, trata de controlar toda la etapa o bien deja que se vaya una escapada desde el comienzo, con el riesgo que eso supone puesto que pueden coger mucho tiempo y luego no la podrían tumbar. Con el pensamiento puesto en La Covatilla, la Vuelta a España cumplió con una etapa de trámite, entre Olivenza y Cáceres, marcada por el calor, en la que se impuso el corredor murciano José Cayetano Juliá, el mejor amigo de Alejandro Valverde en el Kelme. «Es mi mejor amigo dentro y fuera de la carretera. Es un fenómeno y puede terminar ganando la Vuelta. Nos conocemos desde que empezamos a correr junto desde críos», señala el corredor de Cieza. Juliá formaba parte de una amplia escapada que estuvo en fuga durante 160 kilómetros, en la que iban hombres como Chente García Acosta o Paco Lastras, especialistas en este tipo de etapas que acaban convirtiéndose en una ruleta rusa. Una fuga de lo más abigarrada, corredores desesperados en busca de un triunfo que se iban a jugar la victoria parcial puesto que el Liberty, el equipo del líder, sabía que no podía intentar amarrar todas las fugas que se produjesen. Llegaron a tener hasta 17:32 de ventaja. En una carrera que no cuenta ya con hombres rápidos, ni con equipos capaces de amarrar el pelotón, lo normal es que el descontrol que hubo al principio acabase en escapada. Cayetano Juliá, a sus 25 años, le daba a Kelme su tercera victoria parcial en la Vuelta. Se quedó cortado en el primer ataque que hubo, a siete kilómetros de la llegada, pero logró enlazar. Cuando se movió a dos kilómetros de la meta lo hizo para ganar. Aprovechó el desconcierto que había en la escapada para sorprender a sus compañeros, que no pudieron reaccionar. «Belda me dio permiso para meterme en las escapadas, a ver si cogía la buena, pero es difícil ganar. Los cambios de ritmo que hubo al final me pasaron bastante factura. He llegado a la meta agotado» manifestaba un corredor que estuvo hace dos años sancionado siete meses por dar positivo dos veces, en el Tour del Porvenir y la Paris-Tours.

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