El futuro esperará el paso de Heras

«Que sea lo que Dios quiera». Las palabras de Manuel Saiz muchas horas antes de disputarse la última contrarreloj denotaban el estado de ánimo con el que afrontaba un desenlace que intuía complicado. No se equivocaba. Roberto Heras terminó ganando su tercera Vuelta a España. No es que no tuviese confianza en Heras, que la tenía. El problema se llamaba Santi Pérez, cuyos límites están todavía por descubrir. Tanto que acabó ganando los 28,2 kilómetros finales contrarreloj, con siete segundos sobre Paco Mancebo, y ocho con respecto a un excelente Carlos Sastre. Heras, el líder, finalizaba a 13 segundos. Le quedaban otros 30 para seguir vestido de amarillo. Administró con maestría la diferencia que tenía a su favor, controlando los tiempos que marcaba el asturiano. Heras actuó a la defensiva, para conservar los segundos que le quedaban, que eran suficientes, después de las acometidas de Santi Pérez, que no le dejó descansar ni el último día. Desde el kilómetro 10,5, Santi Pérez marcó los mejores tiempos. En ese punto sacaba tres segundos a Mancebo y cuatro a Heras. Alejandro Valverde se despedía del podio. Cedía 22 segundos, una diferencia que aumentaría en la meta hasta el 1:10. Valverde no ha sido el mismo corredor desde la caída que tuvo camino de Caravaca de la Cruz. Ha sido cuarto en la general final. Paco Mancebo, que en la contrarreloj de los escaladores sólo fue superado por Santi Pérez, se llevó un podio merecido. Se lo ha ganado a base de trabajo, de regularidad. Santi, al ataque La Vuelta se jugaba entre Roberto Heras y Santi Pérez, presente y futuro de nuestro ciclismo. El ciclista de Grado no tendrá nada de qué arrepentirse después de la Vuelta. Ha ganado tres etapas, dos en montaña y una contrarreloj, ha sido segundo en la general. Lo más importante es el poso que ha dejado de hombre de futuro, de ciclista con posibilidades. Santi Pérez, un escalador puro, es un ciclista que en las montañas del Giro causaría furor. Quizá más que en las del Tour. El futuro, el destino, dirán, a sus 27 años, qué podemos esperar de él, y dónde. Roberto Heras ha igualado a Tony Rominger, también ganador de tres Vueltas a España, y manager de Santi Pérez. Por cierto, ha corrido en la semana final a la defensiva. Santi Pérez lo ha hecho al ataque. Antes de la primera de las dos etapas que ganó en Granada estaba a 4:22 en la general. Desde el sábado pasado le ha recortado a Heras 3:52. No ha parado de atacar desde entonces, en una carrera calcada, pero en sentido contrario, a la que hizo Heras con respecto a Isidro Nozal hace un año. Heras atacaba entonces y Nozal se defendía. Costará volver a ver un final de Vuelta como el que hemos tenido en 2004, con dos escaladores puros enfrentados en la montaña y en la contrarreloj. Lo mejor de Santi Pérez está por llegar. Roberto Heras deberá soportar el acoso de las nuevas generaciones. De momento, en la Vuelta, sólo Santi Pérez le ha plantado cara. Datos demoledores Las estadísticas de esta Vuelta a España son demoledoras. Entre los veinte primeros de la general final sólo hay dos corredores extranjeros. El mejor clasificado de esos dos nombres es Stefano Garzelli, undécimo, que debe su puesto a una fuga. El otro es Damiano Cunego, el vencedor del Giro de Italia, que ha aguantado hasta Madrid, lo que le ha permitido, a los 23 años, adquirir un conocimiento decisivo de la carrera de cara al futuro. La remontada iniciada por Santi Pérez en Granada ha llegado hasta Madrid, hasta la contrarreloj final. El asturiano ha sido quien le ha impedido disfrutar a Roberto Heras de su victoria hasta el final. Una carrera de tres semanas permite hacer siempre varios análisis. Al margen de la falta de presencia de muchos aspirantes o de el paso de otros camino del Mundial, la lucha es entre futuro y presente.