Nadal, más allá de la realidad

España consumó, sobre la tierra batida de la plaza de toros de Alicante, un 4-1 frente a Francia en las semifinales de la Copa Davis 2004 y del 3 al 5 de diciembre disputará, presumiblemente en Madrid, su quinta final del torneo. Será la segunda final consecutiva para España, esta vez contra el seleccionado de Estados Unidos, vencedor del de Bielorrusia en Charleston. En la última jornada, Rafael Nadal (50 del mundo) confirmó sus extraordinarias posibilidades con un claro triunfo sobre el francés Arnaud Clement (65) por 6-4, 6-1 y 6-2 en dos horas y doce minutos. El cierre de la eliminatoria se produjo con la victoria de Tommy Robredo frente a Paul Henri Mathieu por 6-4 y 6-4 en una hora y cinco minutos. Así las cosas, España suma su quinto éxito ante Francia después de seis confrontaciones entre ambos países. La última sesión en modo alguno cumplió lo marcado en principio por el programa. En su momento, el calendario del día señalaba un partido entre Carlos Moyà y Fabrice Santoro para sellar el evento con el duelo entre Ferrero y Mathieu. Nada más lejos de la realidad. Aconteció que Carlos Moyà renunció a la pelea por aducir molestias en su hombro derecho y en cuanto a Ferrero su problema surgió con un callo en el dedo anular de su mano derecha. Total, que el G-3 español tuvo que cambiar sus planes. «Yo me enteré a las diez de la noche del sábado de que tenía que jugar contra el rival francés», indicó Rafael Nadal poco después de su aplastante triunfo frente a un irregular Arnaud Clement. Este partido brindó una de las mejores demostraciones del jovencísimo tenista español. Su descaro en la pista llegó a límites insospechados. Intentó golpes increíbles y le salieron para pasmo del público y de su adversario. Nadal fue una especie de titán invencible. Su espíritu guerrero es el ideal para la Copa Davis. Aunque se vio con dos juegos abajo, reaccionó rápidamente para imponer la ley de su brillante tenis. Lo cierto es que, en un lleno hasta la bandera del coso taurino alicantino, Rafael Nadal puso de relieve que posee una mente endiablada para desarrollar ese juego con el que atosigar a sus oponentes. La de este chico nacido en Manacor (Mallorca) fue una de esas jornadas de gloria por la que tanto suspiran los toreros. Nadal triunfó en toda la línea y mereció no sólo las dos orejas, sino también el rabo. Vuelta a hombros Rompió el servicio de Clement una media docena de veces, poniendo de manifiesto la endeblez del juego exhibido por el galo. De nuevo Clement, como en el dobles, fue ese «amigo» que desea cualquier rival para la suma de puntos, y Nadal se aprovechó de la circunstancia para ganar a cada punto más cuerpo. Tras un revés fulminante con el que obtuvo el punto de la victoria que daba a España el 3-1 sobre Francia, Nadal cayó de rodillas para inmediatamente celebrar su espléndida conquista. En realidad no cabía en sí de gozo. El día anterior había sido el gran protagonista del doble y este domingo se convirtió en el héroe del equipo español.