Diario de León

Por algo se llama la «Premier»

Las singularidades y el orden de los clubes ingleses sorprenden a los emigrantes españoles

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Luis Villarejo - madrid
León

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Son historias de españoles en la Premier League. En los vestuarios del Arsenal y del Bolton, se escucha música antes de los partidos. A todo volumen. Reyes, Cesc, Fernando Hierro e Iván Campo alucinan. En España, en los clubes grandes no es normal. Es sólo una de las múltiples diferencias que existen entre la Liga española y el fútbol inglés. Tampoco es igual el cuidado que dispensan a las botas. En España, el utillero las mima y las limpia. En el Liverpool, por ejemplo, es el propio futbolista quien las unta con grasa. Nada de privilegios. Antonio Núñez, Xabi Alonso, Juanmi, todos están felices. E invitan a los futbolistas nacionales a probar la aventura, a vivir con valentía, como dice De Pedro, sin la protección del paraguas de «ese papá y mamá» que es la Liga española. Mucho de ellos, con la vida de las selecciones han estado por aquí esta semana. A Hierro, que este año ha vuelto a viajar en autobús, como antaño, le llama la atención en el Bolton todo lo que ocurre en el vestuario, momentos antes de saltar al césped. «En el Real Madrid y en general en España no estábamos acostumbrados a escuchar música a todo trapo minutos antes de jugar. Pero lo realmente increíble es la capacidad que tienen los futbolistas aquí para cambiar de chip. Me sorprende la capacidad que tienen para cambiar de mentalidad. Es pisar la hierba y ponerse las pilas. Con el balón en juego, se olvidó ya la música y van a tope, a morder y a pelear. En el Bolton son profesionales ejemplares. Esa transición, ese poder mental para cambiar el ruido por el fútbol es admirable. En otros países, lo normal es esperar el partido concentrado de otra forma, más pausada», afirma el ex capitán del Madrid y de la selección. El lado humano del público también seduce a todos. «El público tiene el concepto claro que todos sus jugadores lo dan todo en el campo. Eso ni se plantea. Esas inquietudes que a veces hay en el fútbol español donde alguien puede dudar de la actitud de un futbolista en el campo, no lo procesan en Inglaterra. Todo el mundo da el cien por cien. Eso ya se sabe. Si ganas te aplauden. Y si pierdes también. Te ayudan a salir del bache. Es una filosofía distinta de entender el deporte», subraya Hierro. El benjamín de este colectivo esa Cesc Fábregas. En el dorso de su camiseta número 15 sale su apellido. Está prohibido inscribir el nombre de pila. A Cesc le ha dado la vida un vuelco. En Highbury, el estadio del Arsenal, y en los campos de entrenamiento, la higiene es un elemento primordial para Arséne Wenger. Joseba Díaz, su agente, le abrió el camino en Londres. Calzar plásticos en el vestíbulo Por los vestíbulos de su Ciudad deportiva, los visitantes deben calzarse unos plásticos, como si entraran en la UVI de un hospital. Los jugadores no entran nunca con las botas en el vestuario. Algo habitual en la Liga española. En Londres se las ponen en otra sala. «En el Arsenal también es distinto el momento previo a saltar al campo. Nosotros, por ejemplo, jugamos en la zona amplia de las duchas. Me pongo con Henry, con Patrick -Vieira-, con Reyes y Lauren en un rondo a dar toques, a evitar que se caiga el balón al suelo. El que pierda se lleva un buen pellizco de los demás en la oreja. El ambientes previo es distendido, se disfruta del sabor de un partido, de un fútbol auténtico», comenta Cesc. A Cesc le llama la atención además la eficiente estructura del Arsenal. En los clubes españoles es algo diferente. «Aquí hay poca gente trabajando en el club. No hay muchos directivos. Cada uno sabe lo que tiene que hacer. Eso me gusta. Tenemos el entrenador, el ayudante, el fisio, el médico y un secretario técnico. Para de contar. No necesitas conocer a más gente. No te agobian. En el Arsenal te hacen la vida fácil, sencilla, se vuelcan contigo», añade Cesc, quien ayer viajó a Lituania para jugar el martes con la selección española sub'21. Antonio Núñez llegó del Real Madrid al Liverpool con todo la ilusión del mundo por conocer el legendario Anfield. Había oído hablar del mítico 'bootroom', el cuarto de las botas, el santuario donde se 'cocía' la intrahistoria del club, las cuatro paredes que aguantaban colgadas las botas. Un espacio sin ventanas creado por Bill Shankly para festejar con una taza de té los éxitos del Liverpool. En ese recinto servían el té con una antigua tetera metálica. La tradición la siguió Bob Paisley y Kenny Dalglish. Técnicos que mostraban así la sencillez de un club donde ahora juegan Josemi, Xabi Alonso y Núñez. A Núñez le ganó el club desde que pisó el vestuario. Una lesión le ha apartado del escaparate. Lleva dos semanas de rehabilitación. Le quedan ocho más. Pero lo que sí vio rápidamente es cómo se cuidan las botas del Liverpool. «En Liverpool te pones las botas justo antes de salir a entrenar en el mismo campo. Y eres tú mismo el que las tienes que mimar, echarles grasa, tenerlas a punto. Tú te las encuentras al día siguiente tal y como las dejaste. Todo el mundo es igual. No hay privilegios. Y cada uno se busca la vida. Es otro mundo. En España es diferente. Sí te las cuidan. Aquí simplemente, casi todo es distinto», subrayó Núñez, quien se recupera estos días también en Madrid. Y si hablamos de fútbol, sin duda, el juego en la Premier es más directo. Cuenta Paco Ayestarán, el preparador físico de Rafa Benítez, que en España los jugadores se pasan entre sí el balón entre 250 y 300 veces en cada tiempo. En Inglaterra, la pelota la mueven una media que oscila entre 220 y 240 ocasiones en cada periodo. Todo un dato.

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