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LUIS VILLAREJO
León

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LUIS ARAGONÉS ACABÓ con cinco delanteros en el campo. Al más puro y fiel estilo de la época de su gran amigo Alfredo Di Stéfano. A partir de hoy, en una de esas interminables y apasionantes tertulias de fútbol que Luis mantiene con Alfredo Di Stéfano, el seleccionador podrá presumir de que él también un día jugó con cinco delanteros sobre el terreno de juego como en la época de La Saeta en los años 50. Y es que ni aún así. Ni con este cartel ofensivo -Reyes, Raúl, Luque, Tamudo y Fernando Torres-, ni con este arsenal táctico tan valiente propuesto, España pudo tumbar a Lituania. De nada sirvió la posesión brutal de balón de España, porque la selección de Luis Aragonés regresó del viaje a Vilna sin premio. Antes del partido, el empate no era un resultado malo para Luis Aragonés, él mismo lo había dicho. Después del encuentro, sí lo es. Porque Lituania sólo propuso fuelle en el encuentro de ayer. A pesar del mal resultado, hubo tres factores favorables en esta selección española que jugó frente a Lituania: la defensa en línea salió airosa, por fin aparece un tipo nuevo que entra con alegría y sin miedo -Albert Luque- y además y ya era hora, se vio una falta ensayada, trabajada en los entrenamientos. Fue en el segundo tiempo con estrategia montada bajo la dirección de Xavi. Pero la cuestión es saber por qué se ha instalado en la selección ese clima de pesimismo. Un ambiente extraño, pues a la Eurocopa de Portugal el pasado verano se llegó con una sonrisa, con ganas de agradar, aunque sin un resultado potable al final del torneo. Esta selección es muy joven. Sáez, en su momento, dio la vuelta al calcetín de este equipo. Y Luis Aragonés ahora les da a los chavales que visten la camiseta de España horas de vuelo para que puedan experimentar la potencia de esos instrumentos. Pero es el momento de recordar a dos jugadores, que daban un plus especial de saber estar a este equipo. Uno era Fernando Hierro. El otro, Luis Enrique. Se ha caído Fernando Morientes en la última convocatoria, un futbolista que en cuanto juegue un rato debe volver. Hacer tabla rasa y una transición tan atrevida tiene un coste. Luis lo sabe y espera que el entorno de la selección tenga paciencia. De lo contrario, le espera sufrir demasiado. Porque él y su cuerpo técnico saben que esto es lo que hay. Aquí no hay milagros.