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Publicado por
LUIS VILLAREJO
León

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DIEZ AÑOS en la élite. Ese es el tiempo que consensúan los grandes futbolistas para aspirar a recibir el certificado de calidad. Una especie de ISO empresarial que sirve para traspasar la raya de aquellos jugadores que sí pasan a la historia del fútbol. Raúl quizás haya roto ese baremo, ese promedio, porque antes de estos diez años ya ha dejado su sello para la historia. Pero es oportuno recordar justo ahora que se cumple su década en activo, todo lo que ha dado Raúl al Real Madrid y por añadidura a su país. De aquel chico imberbe, flaquito, con piernas arqueadas y en pleno crecimiento que se asomó al fútbol profesional con 17 años, Raúl conserva su espíritu competitivo y su ambición por progresar. Llegado este 29 de octubre de 2004, Raúl es un tipo que ha cambiado de complexión, su cuerpo está más trabajado en el gimnasio y en el plano familiar es un joven maduro, casado y con dos hijos. Esos son sus cambios sustanciales en una pincelada. Hoy, en la conferencia de prensa estaba feliz. Fue una conferencia animada, una tertulia, una charla de café, más que un bombardeo de preguntas. Raúl lo notó. Afrontó por primera vez una comparecencia sabiendo que en la otra trinchera había gente con ganas de conversación animada, olvidando el día a día del fútbol. Y la prensa lo agradeció. Raúl, en estos diez años, ha demostrado ser inteligente para absorber como una esponja todos los conocimientos que le han mostrado todos los personajes del fútbol. Disfrutó en su día con Laudrup, con Hierro, con Redondo, con Zidane, con Figo, con Guardiola; aprendió de Valdano, de Capello, de Clemente, de Del Bosque, de tendencias distintas, de manuales bien diferentes. Picó tácticamente de aquí y de allá. Y mejoró su fútbol, su forma de leer en el campo conceptos que seguro el día de mañana le van a conducir hacia la senda de los banquillos. Fuera del campo, sigue siendo «donante de sangre» -Luis Aragonés dixit-. Generoso en demasía, es un futbolista de empresa, un capitán que no se queja, que no protesta, y que busca el beneficio de la universalidad de su club. Llega mañana este pequeño homenaje a sus diez años en el Real Madrid, en un momento donde Raúl es el ídolo de los futbolistas. Y donde lo único que no ha podido cambiar en estos años es el sentimiento atlético de su hermano Pedro.

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