Diario de León

El mal tiempo marca el inicio de la temporada de caza menor

Las perspectivas son buenas a pesar de los flojos resultados del pasado domingo

La liebre -en la imagen dos hermosos ejemplares- se cazó mejor que el año pasado

La liebre -en la imagen dos hermosos ejemplares- se cazó mejor que el año pasado

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Pedro Vizcay - león
León

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El inicio de la temporada de caza menor se vio afectado por una lluvia fina, pero persistente, que cayó durante toda la mañana del domingo. Pese al agua hubo una presencia masiva de aficionados en el campo y, algo menor, en el monte. Al final algunas perdices y bastantes liebres colgaban de unas perchas que, a tenor de las expectativas, deberían haber sido más generosas. Pese a todo existe una conciencia generalizada de que la presente será una temporada regular de perdiz y buena de liebre. Se esperaba con expectación este primer día de caza para comprobar si las buenas previsiones establecidas en la Media Veda resultaban acertadas. La lluvia caída durante toda la pasada semana no había encharcado el campo salvo en algunos sembrados, lo que permitía el paso sin «atollarse». El día lluvioso no invitaba a salir al campo, a pesar de lo cual la presencia de los vehículos con sus remolques para los perros era patente en los cazaderos. La climatología, sin embargo, si fue determinante en la caza de la perdiz, pues la falta de visibilidad impidió seguir a los bandos que desaparecían entre los terrones. A falta de perdices muchos cazadores optaron por buscar las rabonas entre los rastrojos o los terrones y, ciertamente, las liebres aparecieron veloces y en abundancia. En la montaña la cuestión fue más complicada. Al frío se unió la lluvia racheada y, en ocasiones, la niebla que impidió la caza. La penosa situación en estos parajes obligó a suspender muchas cacerías y motivó que a la hora del medio día el monte estuviese casi vacío. Las aves acuáticas se cazaron tan solo en ciertas zonas. A los patos azulones, muy abundantes, se unió una buena entrada de Cercetas pero unos y otros se situaron en las zonas de seguridad de los ríos, algo altos, lejos del alcance de los perdigones. Los pocos que se pusieron a tiro fueron a caer, mayoritariamente, en el agua donde es precisa la ayuda de un buen perro para cobrarlos. Y en cuánto al conejo de monte más de lo mismo. La mixomatosis no ha atacado tanto en este año, pero las poblaciones son muy irregulares, con zonas donde abundan y otras donde se han extinguido totalmente.

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