El Lemona aprovecha el desgaste de la Cultural en el torneo del k.o.
El club leonés no gana por cuarto año seguido en la fase regular tras eliminar a un «grande»
El partido de dieciseisavos de final de la Copa del Rey ante el Alavés abrió los ojos, más si cabe, al entrenador Carlos García Cantarero. El técnico madrileño ya había sacado conclusiones antes de la jornada copera del miércoles. Cuando apostó por el fichaje de Roberto Fresnedoso lo hizo con conocimiento de causa, del jugador en este caso. Entrenador y futbolista coincidieron en el Atlético de Madrid y surgió una amistad por encima de lo meramente deportivo. Sin embargo, Cantarero no conoce amigos cuando de elaborar un once se trata. Esperó a que Fresnedoso recuperara el tono físico. Antes fue un hombre más para rellenar el banquillo, aunque ya pusiera frente al Alfaro su chispa de calidad y saber estar al marcar el gol del triunfo para la Cultural en un encuentro extraño y raro. Después de la demostración del organizador ex colchonero frente el Alavés, la incógnita quedó despejada. La Cultural había pecado en los primeros lances de temporada de un centro del campo de escasa capacidad para la creación. Albert Puigdollers atesora talento, pero tan sólo cuando el equipo maneja el balón. Cuando lo tiene el contrario le cuesta entrar en la dinámica de la recuperación, en la que Soto es una isla en el inmenso mar. A Cantarero seguramente le llegó a preocupar la pobre presencia del equipo en la medular durante muchos encuentros. La capacidad de toque e improvisación de Roberto Fresnedoso, además de su mayor capacidad de sacrificio, pese a que todavía se le ve lento en determinadas acciones, ha provocado una reacción en una zona en la que se nota mayor peso específico. La Cultural saltó ante el Lemona más asentada que en otros partidos en casa. Al menos con una medular más sólida, que no dejó graves lagunas por las que penetrar al rival y plantarse sólo ante la portería leonesa. Rubén Suárez compaginó muy bien los movimientos con su compañero Fresnedoso, aunque el Lemona, más fuerte físicamente, se llevó infinidad de balones por empuje, hasta el punto de dejar a la Cultural durante muchas fases del partido sin capacidad para manejar sus intentos de aproximación hacia el área del portero Zigor. Los vizcaínos llegaron a los dominios de Etxeberría con más tesón y también con más credenciales, sólo con poner más empeño sobre el césped que los locales. Markel y Cuyami dispusieron de dos inmejorables opciones para adelantar a los suyos, pero Etxeberría las atajó. La segunda parte mantuvo idéntico criterios, pero con la diferencia de acciones personales. Willy desequilibró el partido, pero el equipo de casa no supo defenderlo y Oxel, al final, impuso las tablas.