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Pedrosa y Barberá anuncian el futuro para los españoles

Gibernau es la cruz, dentro de un mundial en el que los jóvenes han sido los triunfadores

Publicado por
Juan Antonio Lladós - cheste
León

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Héctor Barberá (Aprilia) y Daniel Pedrosa (Movistar Honda) lograron el último doblete de la temporada 2004 al imponerse en sus respectivas cilindradas en el Gran Premio de la Comunidad Valenciana de motociclismo y ambos con gran autoridad. Sólo se registró la decepción de Sete Gibernau, quien en ningún momento pudo plantar cara al campeón mundial y su máximo rival a lo largo de todo el año, el italiano Valentino Rossi, si bien en su descargo hay que decir que el piloto barcelonés reconoció su error en la elección del neumático trasero. Gibernau optó por la opción de compuesto de goma más dura para el neumático posterior, pensando en que la temperatura subiría a lo largo de la carrera, pero no fue así y pronto se vio que el piloto de Movistar no sería capaz de darle cumplida réplica al campeón mundial, quien una vez más protagonizó una auténtica exhibición y dio muestras de tener en todo momento la carrera controlada. Pero el delirio de los más de 122.000 aficionados que el domingo estuvieron en el circuito de Cheste llegó de la mano del valenciano Héctor Barberá (Aprilia), primero, y después con la exhibición de Daniel Pedrosa (Movistar Honda), el más joven doble campeón de la historia del motociclismo mundial y también el único español que ha conseguido los cetros mundiales de 125 y 250 c.c. Barberá logró una magistral victoria que además le permitió hacerse con el título de subcampeón mundial, al que aspiraban tanto él como el mallorquín Jorge Lorenzo o Roberto Locatelli. Lorenzo acabó cometiendo un error que hizo que sus huesos acabasen rodando por los suelos y en el caso de Locatelli una mala salida y una discreta actuación no le permitieron pasar del sexto puesto y con ello fue tercero en el campeonato, cuando a Valencia había llegado como segundo y quien más opciones tenía para lograr ese objetivo. Daniel Pedrosa, como principiante en la cilindrada, no era quien mayor porcentaje de apoyo tenía en las apuestas pero durante el invierno y con su victoria en Suráfrica dejó claro que podía ser un perfecto aspirante. Al final quedó claro que no sólo fue el aspirante al título, sino la referencia más válida de la cilindrada al convertirse en el piloto con mayor número de victorias -siete-, mientras que el único que fue capaz de plantarle cara, sobre todo mediado el campeonato, fue el argentino Sebastián Porto (Aprilia), que en Cheste sucumbió a la supremacía del catalán.