La NBA avanza hacia la igualdad

Más equipos, más divisiones, las mismas conferencias y una competición que quiere huir como sea de cualquier parecido con la penosa imagen que ofreció la selección de Estados Unidos en Atenas. Esto es otra cosa, parece insistir David Stern. La NBA es profesionalismo puro, un espectáculo del más alto nivel. Los mejores actores del mundo, no sólo estadounidenses, en un terreno por explorar, ya que, por primera vez en los últimos años, la competición arranca hoy sin una referencia clara: huérfana de una estrella que domine al resto y de un equipo galáctico, sólo queda apelar a la igualdad. Y a Pau Gasol, el español que ingresará durante los próximos seis años unos 72 millones de euros para ser el epicentro de un equipo que busca su segundo asalto a los play off; o a Raúl López, renqueante aún de sus problemas físicos aunque ha sido renovado por un año más por los Jazz. Dos años después después de su retirada definitiva, ya no se busca un sucesor para Michael Jordan, sencillamente porque no existe, e incluso el rastro más identificable de la época dorada de los Bulls (Scottie Pippen) se ha retirado. El trío mágico de estrellas de los Lakers (Kobe Bryant, Saquille O'Neal y Phil Jackson) se ha disgregado, los dos primeros han seguido caminos divergentes y el tercero, ya no se sentará en los banquillos. Los Pistons de Detroit, defensores del título, están formados por un grupo de esforzados carentes del glamur con el que tanto disfruta el deporte norteamericano. Así que nos aprestamos a vivir nuevos tiempos; en España, al menos de momento, sin televisión, y en Estados Unidos, con las dudas que un remedo de dream team sembró en la capital griega.