El Deportivo dice casi adiós a la Champions tras caer sin remisión (0-1)
El Liverpool aprovecha un gol en propia meta de Andrade para especular con el resultado
El Deportivo dijo prácticamente adiós a sus posibilidades de clasificación para los octavos de final de la Liga de Campeones. En otra exhibición de impotencia, los herculinos fueron incapaces de tan siquiera igualar el tanto marcado en propia puerta por Andrade antes del cuarto de hora. El Liverpool especuló y se llevó los tres puntos. El encuentro tenía alternativas, pero fue el Liverpool el primero en aprovechar una de sus ocasiones en un lance desafortunado. Un centro de Riise fue enviado por Andrade al fondo de su propia portería, culminando fatalmente una jugada en la que Valerón se había quedado lesionado. Los ingleses prefirieron entonces el repliegue y los coruñeses poco a poco fueron ganando en posesión del balón. El Deportivo buscaba a base de toque la portería rival, con el añadido de una defensa adelantada que impedía a los visitantes maniobrar cuando recuperaban el balón. El riesgo para los locales era que los diablos rojos encontraran algún pase a la espalda de su defensa. Los ataques del Liverpool se reducían a balones mal sacados desde la defensa. Pero la ausencia de inquietudes defensivas chocaba con la habitual incapacidad de los coruñeses para crear fútbol. Las imprecisiones comenzaron a aparecer, Valerón a no tocar el balón y la afición a desesperarse. En este capítulo, la grada se mostraba especialmente crítica con alguna torpeza de Pandiani. Cuando llegó el descanso, el estado del Deportivo era de nerviosismo y desconcierto. Al menos pudo irse al vestuario sólo con un gol en contra, porque Riise pudo marcar el segundo en un mano a mano que terminaría con un balón sacado bajo palos por Andrade. Más que por su juego especulativo que por los méritos de los coruñeses, el conjunto inglés se estaba ganando con creces el empate. Sin embargo, el Deportivo ya no creía demasiado en sus posibilidades creativas y, a medida que fueron pasando los minutos, llegaron las prisas y los balones intrascendentes colgados al área rival sin premio.